Al presidir una ceremonia religiosa en la sureña ciudad de Chehabiyeh, Damoush consideró que uno de los logros más importantes en el triunfo lo constituye una cultura de resistencia después del predominio en la nación de la indiferencia, frustración, rendición y sumisión a Tel Aviv.
Durante 40 años, el enemigo usó todos los recursos desde los medios y la política, a la economía, el cerco, las sanciones, el hambre, las amenazas y los incentivos para retroceder, «pero cada vez más nos aferrábamos e insistíamos en seguir el camino de la resistencia», enfatizó.
Subrayó que el objetivo de Israel siempre ha sido golpear la identidad cultural y de resistencia del pueblo y en ese intento fracasó pues Hizbulah derrotó el proyecto estadounidense-israelí para abrir la senda de la independencia.
Pese a las campañas de mentiras, Damoush aseguró que la voluntad y la capacidad en la lucha continúan hasta la plena recuperación de los derechos en tierra, mar, gas y petróleo de Líbano.
Aclaró que por esta cultura de resistencia y las ecuaciones que estableció Hizbulah en la confrontación contra Tel Aviv, Líbano no representa el eslabón más débil, constituye la posición de fuerza para imponer sus condiciones sobre el enemigo.
En relación a la demarcación de las fronteras marítimas, el vicepresidente del Consejo Ejecutivo puntualizó que cualquier forma de maniobra o procrastinación en este expediente no desanimará a la resistencia de su posición en defensa de la soberanía nacional.
“Confiamos en que, así como derrotamos al enemigo en estos días en 2006, ganaremos en la extracción de los derechos de agua, gas y petróleo de Líbano”, sentenció.
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