La nación norteamericana se convirtió así en la número 23 en aceptar el ingreso de esos dos países nórdicos a lo que el mandatario calificó como “alianza defensiva más fuerte y poderosa en la historia del mundo”, pero que ha estado detrás de múltiples guerras e intervenciones en el planeta.
Este martes, en la ceremonia para la firma del protocolo, Biden manifestó que este paso hará que Europa y el mundo sean más seguros, a pesar de las constantes denuncias de Rusia sobre la expansión del bloque hacia el este, lo cual considera como una amenaza a sus fronteras.
Aun con el visto bueno de los estadounidenses, para que Suecia y Finlandia se incorporen completamente a la OTAN, todos los países miembros del bloque deben aprobar primero los documentos correspondientes a nivel nacional.
Hasta el momento, España, Grecia, Portugal, Eslovaquia, la República Checa, Hungría y Turquía aún no aprobaron la nueva membresía.
En el mes de mayo, cuando comenzó a discutirse el ingreso de Estocolmo y Helsinki, el presidente ruso, Vladimir Putin, señaló que la expansión del bloque occidental a expensas de estos países no crea una amenaza directa para Moscú, pero advirtió que Rusia sí reaccionaría a eventuales amenazas de la organización.
Afirmó que la OTAN traspasa su finalidad geográfica euroatlántica al involucrarse cada vez más activamente en los asuntos internacionales, controlar situaciones de seguridad, e influir sobre ellas -y no de la mejor manera- en otras partes del mundo.
En 1990, el entonces secretario de Estado norteamericano, James Baker, prometió al líder soviético Mijaíl Gorbachov que la OTAN no avanzaría “ni una pulgada hacia el este” si Alemania se reunificaba, pero la coalición atlantista hizo exactamente todo lo contrario.
Desde entonces, el bloque ha incorporado 14 países.
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