Raila Odinga, líder de la Súper Alianza Nacional; y William Ruto, vicepresidente y dirigente de la Unión Nacional Africana de Kenya (KANU, por sus siglas en inglés), son los dos aspirantes favoritos según las encuestas y, sobre todo, las realidades políticas en el terreno.
Por paradójico que parezca el mandatario saliente, Uhuru Kenyatta, apoya a Odinga, su tenaz opositor durante años, con quien escenificó una sorpresiva reconciliación pública en marzo de 2018, tras la cual a todas luces ambos hombres alcanzaron un acuerdo de caballeros sobre los comicios.
Ese viraje, sumado al evidente cisma entre Kenyatta y su vicepresidente, ambos hombres fuertes en la KANU, crea condiciones para la erupción de protestas públicas y alegaciones de fraude en los resultados, endémicas en Kenya desde 2002, las cuales han dejado un trágico balance de muertos y heridos.
Hasta el momento los resultados preliminares de la votación difundidos a la prensa por el ente electoral muestran un empate entre los dos aspirantes, que deben obtener más del 50 por ciento de los votos válidos para cantar victoria en la consulta.
De no lograrse esa mayoría, no importa cuán estrecha, los electores tendrán que volver a las urnas para una segunda vuelta, una situación inédita en este país del este africano considerado por muchos un pilar de la democracia en esta atribulada zona del mundo.
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