El documento precisa que arrastrados por una inflación alta, baja confianza de los consumidores e índices de precios de las acciones en descenso, los Indicadores Compuestos Adelantados se mantienen por debajo de la tendencia y prevén una pérdida de impulso del crecimiento en la mayoría de las grandes economías de la OCDE.
Tales parámetros se componen de información relativa a la cartera de pedidos del sector industrial, los permisos de construcción, los indicadores de confianza, los tipos de interés a largo plazo, las nuevas matriculaciones de automóviles, entre otros datos.
Con esos resultados se elabora la información que refleja tanto la confianza de los particulares como de las empresas en la evolución futura de la economía.
Cuando el índice está por encima de 100 puntos anticipa un crecimiento de la actividad económica, mientras si se encuentra por debajo, señala lo contrario.
En julio, el indicador de la Eurozona se situó en 99 puntos, un 0,26 por ciento por debajo del dato de junio y también en una tasa inferior a la media de la OCDE (99,2 puntos) y de las siete mayores economías del mundo (99,1).
Todas ella se situaron por debajo del umbral de 100 puntos.
Francia 98,1 puntos, Alemania (99,1), Italia (98,7), Reino Unido (98,2) puntos y Estados Unidos (99). Sólo en Japón se anticipa un crecimiento, con una puntuación de 100,5.
Según la OCDE, las razones principales por las cuales las previsiones se enfriaron, son las incertidumbres persistentes relacionadas con la guerra en Ucrania, las nuevas amenazas de la Covid-19, las interrupciones de la cadena de suministro y el impacto de la alta inflación en los ingresos reales de los hogares.
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