Ello aparece resaltado en particular en las economías más dependientes del gas, como Alemania, Italia o los países bálticos, donde los precios se dispararon en los más recientes meses.
En unos mercados tensionados desde el pasado año por la brusca recuperación de la actividad tras la pandemia de la Covid-19, y el encarecimiento de las materias primas, la situación agrava al Viejo Continente, en el que el megavatio hora (MWh) de la electricidad se ubica, por momentos, en cuatro mil euros esta semana.
Europa sufre los daños colaterales de un conflicto en el que la Unión Europea (UE) adoptó una postura crítica con Rusia, con el embargo parcial del petróleo procedente de este país, y la reducción gradual de su dependencia energética de la nación eslava.
Los efectos del problema se sienten especialmente en el mercado de la electricidad, vinculado a la propia evolución del gas al servir este para la producción de corriente, con niveles históricamente elevados en las principales economías de los 27.
Tanto en Alemania, donde esta misma semana el precio de la electricidad alcanzó otro récord, como en Francia e Italia, en las últimas semanas se superan de manera generalizada los 500 euros/MWh.
Una problemática similar se da en los países bálticos -Estonia, Letonia y Lituania- en los que el MWh se disparó hasta los cuatro mil euros, según Nord Pool.
Solo España y Portugal se mantienen en unos niveles relativamente bajos en el contexto actual, al situarse en el entorno de los 250 euros/MWh gracias a la Excepción ibérica, el acuerdo alcanzado por ambos países con la UE, que limitará el precio del gas hasta mediados de 2023.
Detrás de estos altos valores está el encarecimiento del gas natural -materia prima que se emplea para generar electricidad en las centrales de ciclos combinados y cuyo principal exportador a la UE era Rusia.
En cuanto a los carburantes, su escalada se frenó en los últimos meses, elemento que cuando comenzó el conflicto marcaron récords en toda Europa obligando a los diferentes gobiernos a establecer rebajas impositivas.
Así, la gasolina se paga actualmente en Europa a una media de 1,774 euros el litro, prácticamente al mismo precio que cuando comenzó la guerra (1,75 euros), mientras el gasóleo, que se sitúa en 1,804 euros, es 11 por ciento más caro.
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