De acuerdo con su más reciente análisis, desde Estados Unidos hasta Asia se aprecia un comportamiento negativo con marcados retrocesos en la producción de bienes y servicios y la actividad comercial, en una economía global que comenzaba a recuperarse de la crisis generada por la pandemia de la Covid-19.
A ese panorama se sumaron los efectos de la guerra en Ucrania y de las sanciones impuestas por Occidente a Rusia por su operación militar especial en ese país, que lejos de afectar a Moscú ya se traducen en devastadoras consecuencias para la economía mundial.
Datos publicados este miércoles por Bloomberg indicaron que la actividad empresarial de Estados Unidos llegó al nivel más bajo en dos años, luego de contraerse en agosto por segundo mes consecutivo, con menores niveles de demanda tanto en fabricantes como en proveedores de servicios.
Asimismo, el comportamiento económico de la zona euro fue menor en medio de los altos precios que golpean a la región, mientras en Alemania se registró el mayor descenso desde junio de 2020, en tanto en Francia la actividad se contrajo por primera vez en año y medio.
Para el presidente del Instituto Peterson de Economía Internacional y exfuncionario del Banco de Inglaterra, Adam Posen, el mayor riesgo y presión de recesión se concentra más en Europa que en el resto de las economías de altos ingresos.
En Asia, la producción de Japón se redujo a medida que un rebote de casos de Covid-19 presiona aún más la demanda ya golpeada por la inflación, precisó el reporte.
Por su parte América Latina y el Caribe no son ajenas a esta tendencia y, a pesar de que la Cepal elevó el avance de la región en 2022, advirtió sobre obstáculos que harán que la economía vuelva a la trayectoria de bajo crecimiento experimentada antes de la pandemia.
En relación con el conflicto en Ucrania el análisis coincidió en que los gobiernos, las empresas y las familias en todo el mundo sienten sus efectos económicos, en particular la inflación y los altos costos de la energía, lo cual aumenta la posibilidad de un invierno frío y oscuro al borde de la recesión.
Los altos precios de los alimentos y la escasez, agravados por el corte de los envíos de fertilizantes y granos desde Ucrania y Rusia que se reanudan lentamente, podrían producir hambre y malestar generalizados en el mundo en desarrollo.
En tal sentido, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación advirtieron que 71 millones de personas en todo el mundo se sumieron en la pobreza en los primeros tres meses de la guerra, mientras hasta 181 millones en 41 países podrían sufrir una crisis de hambre este año.
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