A principios de semana Borrel dijo en entrevista televisada que la posición de la UE y del gobierno español, es «defender la realización de una consulta para que sea el pueblo saharaui quien decida cómo quiere que sea su futuro».
Según el canciller marroquí, Naser Burita, en una conversación posterior con Borrell éste rectificó y aseguró en entrevista de prensa que la UE «apoya los esfuerzos de Naciones Unidas», y valora los «esfuerzos serios y creíbles» de Marruecos”.
En declaraciones ulteriores, Borrell estimó conveniente que la solución para el conflicto en el Sahara «pase por una solución acordada entre las partes» y «en el marco de las resoluciones de las Naciones Unidas».
Ambas formulaciones, ambiguas en esencia, abren las puertas a interpretaciones por el liderazgo de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) y por la monarquía marroquí, a cuyas fuerzas combaten desde noviembre de 2020 cuando recomenzó el conflicto armado entre las partes.
La ONU considera la situación en el Sahara Occidental como el último caso colonial por resolver.
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