La penuria, debido a la escasez de lluvias, a su vez derivada del cambio climático, según opiniones coincidentes de científicos, obligó en julio pasado a las autoridades a prohibir el uso de agua potable en el regadío de áreas verdes y el lavado de vehículos, entre otras restricciones.
Este verano los marroquíes residentes en el sur y el este del país vieron subir los termómetros hasta 48 y 49 grados Celsius y el agotamiento de las aguas de presas y embalses, reportó la Asociación Green Carpet (Alfombra Verde, en inglés), una entidad especializadas en temas medioambientales.
Alarmado por la situación el gobierno marroquí elaboró un programa que incluye la construcción entre el año en curso y 2030 de un centenar de grandes presa y mil embalses pequeños además de instalar 20 plantas de desalinización de agua de mar.
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