“No entro en discusiones con los colegas ministros”, dijo Rodríguez al ser consultado sobre la declaración de Chero, usualmente vocero del presidente Pedro Castillo y quien calificó la posición del canciller contra al citado acuerdo como meramente personal.
Agregó que sus declaraciones corresponden a su posición de ministro de Estado y a las prerrogativas que tiene como canciller.
“El proyecto de ratificación del Acuerdo de Escazú está archivado y debe quedar, teniendo en cuenta los intereses nacionales”, dijo el ministro cuestionado por sus detractores por contradecir la política exterior tradicional del país.
Rodríguez aseguró que desconoce la posibilidad de que el Ejecutivo presente un nuevo proyecto de reconocimiento del Acuerdo, que el Parlamento, de mayoría opositora, se negó a ratificar con las mismas razones esgrimidas por el actual canciller, que supuestamente es contrario a la soberanía nacional.
Al ratificar esa posición, el ministro de Relaciones Exteriores dijo en tal sentido que el acuerdo establece que las diferencias entre los países participantes se ventilarán en la Corte Internacional de La Haya, lo que menoscaba la soberanía peruana, aunque el Estado acepta otras instancias jurídicas internacionales.
Chero dijo anoche que esa es “una posición del canciller», que no corresponde a la del Gobierno y anunció que, como ministro de Justicia y Derechos Humanos, promoverá un proyecto para insistir en buscar la ratificación en el órgano legislativo unicameral, que protege a los defensores del ambiente, entre otros alcances.
“Esa es una posición del canciller, en la medida que él se ha hecho cargo hace poco del ministerio de Relaciones Exteriores; voy a conversar con él”, dijo, a tiempo de negar que el acuerdo melle la soberanía nacional.
De otro lado Rodríguez defendió su decisión de romper relaciones diplomáticas con la República Árabe Saharaui Democrática menos de un año después de que el gobierno del presidente Pedro Castillo, del que era constante opositor.
El sorpresivo nombramiento del canciller dio lugar a la renuncia de los veteranos diplomáticos Manuel Rodríguez y Harold Forsyth a los cargos de embajadores de Perú ante la Organización de Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos.
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