Un análisis provisional de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades reveló que el promedio alcanzó los 76 años, un año menos que al cierre de 2020, y tres por debajo en relación con 2019.
Para algunos estadounidenses, como las poblaciones originarias y los nativos de Alaska la esperanza de vida es incluso menor, pues entre 2019 y 2021 esta tasa se redujo en 6,6 años hasta los 65,2, según la fuente.
La expectativa para esta comunidad ahora es la misma que para toda la ciudadanía en la década de 1940, acotó por su parte la autora principal del informe, Elizabeth Aria.
Las pérdidas en estas poblaciones resultaron terribles por los daños acarreados por el virus SARS-CoV-2 y reflejan las numerosas barreras enfrentadas las comunidades tribales para acceder a la atención, manifestó a propósito de las cifras el profesor de salud de la población de la Universidad de la Mancomunidad de Virginia, Steven Woolf.
Añadió que la caída en la esperanza de vida de los estadounidenses blancos, reducida en un año hasta los 76,4, es reflejo de las actitudes tomadas en algunas partes del país hacia las vacunas y las medidas de control de la pandemia.
El sistema de atención médica de Estados Unidos está fragmentado, señaló, al tiempo que recordó cómo hubo 50 planes diferentes de enfrentamiento contra el SARS-CoV-2
Las enfermedades cardíacas, el suicidio, y las dolencias hepáticas crónicas y la cirrosis, constituyen otros factores que contribuyeron a la disminución de la esperanza de vida, acotó la información.
Asimismo, añadió el reporte, los aumentos en las lesiones no intencionales en 2021 se debieron en gran medida a las muertes por sobredosis de drogas que aumentaron durante la pandemia.
Estados Unidos está rezagado en relación a la respuesta a la enfermedad cardíaca, su principal causa de muerte, y la brecha de esperanza de vida entre esta nación y otros países crece, remarcó el experto John Haaga, exdirector del Instituto Nacional sobre el Envejecimiento.
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