“Es importante que el mercado de divisas se mantenga estable de acuerdo con los fundamentos. Las fluctuaciones rápidas son indeseables”, mencionó el miembro del Ejecutivo en conferencia de prensa.
Suzuki recalcó que el gobierno vigila la evolución de las tasas de cambio con un alto sentido de la urgencia y responderá apropiadamente cuando sea necesario, en coordinación con las autoridades monetarias nacionales e internacionales.
“Existe un acuerdo con el Grupo de los Siete y otros países en el sentido de que la excesiva volatilidad y los movimientos desordenados podrían tener un impacto negativo en la economía y las finanzas”, destacó.
Mientras la Reserva Federal de Estados Unidos arrecia la subida de las tasas de interés para combatir la inflación en el país norteamericano, el Banco de Japón (BOJ) mantiene su política monetaria ultralaxa.
La estrategia diametralmente opuesta de las instituciones financieras a ambos lados del Pacífico precipita la caída del yen, la cual tiene una fuerte repercusión interna en Japón evidente en la subida de los precios y los costos inflados de las importaciones.
El BOJ sostiene que el objetivo de la relajada política monetaria es apoyar la economía y garantizar un crecimiento salarial más sólido, teniendo en cuenta que la actual inflación se debe a factores externos temporales como la elevada cotización de los combustibles fósiles y de las materias primas.
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