¿Liz Truss o Rishi Sunak?, es la pregunta que se hacen todos, aunque los sondeos dan una ventaja de 30 puntos porcentuales a la actual canciller sobre el exministro de Hacienda.
La votación concluyó el viernes pasado, después que ambos candidatos dedicaron las últimas seis semanas a tratar de ganar el apoyo de los 160 mil conservadores con derecho al voto, quienes representan el 0,3 por ciento del electorado británico.
Una vez que la comisión partidista anuncie el nombre del ganador a las 12:30 hora local (11:30 GMT) de este lunes, el flamante gobernante se trasladará al día siguiente al castillo de Balmoral, en Escocia, para recibir el beneplácito de la reina Isabel II.
Aquejada de problemas de movilidad desde hace varios meses, la monarca de 96 años de edad decidió romper, por primera vez en siete décadas, la tradición de reunirse con el primer ministro electo en el Palacio de Buckingham, para encargarle la formación de un nuevo gobierno.
La sustituta o sustituto de Johnson, quien también informará formalmente a la jefa de Estado de su dimisión, dedicará la tarde del martes y la mañana del miércoles a nombrar a los ministros de su gabinete, antes de acudir al mediodía al Parlamento para su primera sesión de preguntas y respuestas con los diputados.
La campaña para las elecciones interna estuvo marcada por el recrudecimiento de la crisis del costo de la vida, por lo que ambos contendientes dedicaron buena parte de sus intervenciones y debates a exponer las medidas que tomarían para aliviarla.
Truss, convertida en el nuevo halcón de la política exterior británica, y quien gusta que la comparen con la Dama de Hierro Margaret Thatcher, promete, por ejemplo, una rebaja de los impopulares impuestos.
También dice que trabajará de inmediato para aliviar el impacto del nuevo aumento de la tarifa energética que comenzará a aplicarse en octubre, pero sin entrar en detalles sobre las medidas que aplicaría.
Sunak, a quien sus detractores acusan de traidor por considerar que su renuncia al cargo de ministro de Hacienda precipitó la caída de Johnson, considera, por su parte, que primero debe frenarse la inflación, que en julio superó el 10 por ciento y aumentar los paquetes de ayuda financiera para las familias de menos ingresos.
En opinión de analistas, quienquiera que sea el escogido para ocupar el despacho ubicado en el número 10 de Downing Street tendrá una tarea ardua, no solo para enfrentar la crisis económica, sino también para recomponer la unidad y credibilidad del Partido Conservador tras el escandaloso mandato de Johnson.
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