Desde el 16 de agosto, cuando comenzó la cruzada proselitista, todas las candidaturas están obligadas a enviar informes financieros, con los datos de recaudación de la acción cada 72 horas al Tribunal Superior Electoral (TSE).
La necesidad de presentar las cuentas parciales es para todos los pretendientes y organizaciones políticas, independientemente del movimiento monetario.
El procedimiento es totalmente electrónico por el sistema de rendición de balances electorales y debe constar el registro de la manipulación financiera y/o estimable en dinero, ocurrida desde el inicio de la campaña hasta el 8 de septiembre.
Los datos de las prestaciones de cálculos parciales serán divulgados por el TSE el 15 de septiembre.
El juzgado indica que tal rendición resulta una medida importante para garantizar la transparencia del proceso electoral, sobre todo en unas justas comiciales en las que predomina la financiación pública.
La rendición de cuentas finales de la operación electiva de cada candidato deberá hacerse dentro de los 30 días siguientes a la celebración de las votaciones.
Esa regla resulta válida tanto para la primera vuelta (2 de octubre) como para la eventual segunda (día 30).
Más de 156 millones de brasileños irán a las urnas para decidir si se quedan cuatro años más bajo el poder conservador imperante desde 2018 o retorna la izquierda, con promesas de reconstruir y duplicar los logros sociales de los gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT, 2003-2016).
Sumergido en una provocadora campaña electoral, Brasil trepida ante embrollos de violencia política que, hasta con sangre mancharon días, y percibe cómo la polarización supera las diferencias entre clases sociales y religiones.
Investigaciones certifican que, de cada 10 brasileños, ocho dicen creer que hay una tensión excelsa en el país entre personas que defienden banderas partidistas diferentes.
Doce candidatos quedaron registrados en el TSE para la presidencia.
Los sondeos de opinión refuerzan cada vez más que el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, aspirante del PT, y el mandatario de tendencia ultraderechista Jair Bolsonaro, abanderado del Partido Liberal que ambiciona reelegirse, serán los principales protagonistas de la disputa en los receptáculos electrónicos.
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