«Puedo garantizar una cosa: si gano las elecciones, en los primeros seis meses podremos llegar a un acuerdo con la Unión Europea», cerrado en 2019 tras 20 años de negociación, recalcó el aspirante presidencial del Partido de los Trabajadores al sufragio del 2 de octubre durante una entrevista concedida al Canal Rural.
Alegó que será un compromiso que «tome en consideración la necesidad de que Brasil vuelva a reindustrializarse, porque no podemos permitir compras gubernamentales si no perjudicamos a las pequeñas y medianas empresas».
El convenio, que prevé una serie de modificaciones en temas tarifarios y no, continúa sin entrar en vigor porque depende de una serie de medidas, entre ellas la aprobación del texto por el Parlamento de todos los países afectados.
Entre las medidas previstas por el pacto aparecen la retirada de aranceles sobre el 91 por ciento de los productos que la UE exporta al Mercosur en un período de 10 años.
También, en sentido contrario, la retirada de aranceles del 92 por ciento de los productos que el bloque suramericano exporta a la UE en un lapso similar.
«Necesitamos ese trato. Estamos cerca de hacer un trato. Estamos dispuestos a concluir (acuerdo) porque tenemos lo que vender, tenemos productos competitivos, sobre todo en la agricultura. Si depende de mí, vamos a vender todo lo que producimos allí y no vamos a ceder a las demandas. Vamos a negociar», pronosticó.
Acerca de la deforestación legal, permitida en determinados porcentajes conforme cada bioma por el Código Forestal Brasileño y refutado por países europeos, Lula declaró que «nadie está en contra».
Está en la ley que, si usted compra un terreno en el Amazonas, 80 por ciento de la tierra tiene que ser preservada, comentó.
Aclaró que Brasil es soberano y no tiene que subordinarse a los europeos que exigen productos libres de deforestación. «Pero ellos tampoco pueden hacer lo que nosotros queremos. Ellos dijeron no. Nosotros tenemos que crear condiciones para que ellos digan sí. Es un proceso de negociación», argumentó.
En 1999, la UE y los países del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) iniciaron negociaciones para un acuerdo de libre comercio, celebrado después por el gobierno del mandatario de tendencia ultraderechista Jair Bolsonaro.
Sin embargo, en meses siguientes al anuncio, países europeos rechazarían las bases del pacto por la presión popular provocada por la repercusión internacional del aumento de las quemas y deforestación en la Amazonia.
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