El titular del BOJ aseguró en conferencia de prensa que la flexibilización es necesaria todavía para la expansión económica acompañada de aumentos salariales.
En cambio, mantendrán su tasa de interés a corto plazo en menos 0,1 por ciento y orientarán los rendimientos de los bonos gubernamentales a 10 años alrededor del cero por ciento.
La postura inamovible del BOJ contrasta con los pasos de la Reserva Federal de Estados Unidos, la cual anunció la víspera un nuevo reajuste de 0,75 puntos para combatir la inflación en el país norteamericano.
La brecha cada vez mayor entre las dos instituciones financieras precipitó hoy la caída del yen a 145 niveles frente al dólar, primera vez en 24 años.
Una moneda nacional débil favorece las exportaciones, pero infla los elevados costos de importación, en momentos en los que la balanza comercial japonesa resulta deficitaria.
Además, Tokio depende de las compras en el extranjero para suplir el 90 por ciento de sus necesidades energéticas, divulgó la agencia Kyodo.
El viceministro de Finanzas, Masato Kanda, declaró públicamente que la intervención cambiaria para detener la depreciación del yen está “en modo de espera”, lista para ejecutarse cuando sea necesario.
“La volatilidad excesiva y los movimientos desordenados en el mercado de divisas tendrán un impacto muy negativo tanto en los hogares como en las empresas”, señaló.
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