En sus primeras declaraciones públicas desde que el ministro de Hacienda, Kwasi Kwarteng, anunció el viernes pasado una masiva rebaja de impuestos como parte del llamado ´mini presupuesto´ del nuevo Ejecutivo, Truss aseguró que se vio obligada a tomar “medidas decisivas y controvertidas” para hacer crecer la economía.
Hay mucha gente con opiniones diferentes, pero lo que nadie está cuestionando es que tuvimos que actuar para enfrentar una situación económica muy difícil, se defendió la gobernante en una serie de entrevistas con varias estaciones de radio locales de la cadena BBC.
El plan fiscal incluye una histórica rebaja de impuestos valorada en 45 mil millones de libras esterlinas (48 mil millones de dólares), y el desembolso de otras 60 mil millones de libras (67 mil millones de dólares) para costear la congelación de las tarifas de electricidad y gas del sector residencial, y pagar la mitad de la factura energética de las empresas.
Sus detractores alegan, sin embargo, que la reforma tributaria que, entre otras medidas, elimina el límite a las bonificaciones que reciben los banqueros, y el tope del impuesto sobre la renta para las personas de mayores ingresos, está diseñada para beneficiar a los ricos y a las grandes corporaciones, y disparará la deuda pública británica.
Como resultado de la pérdida de confianza de los inversionistas en el plan del Gobierno, la libra esterlina comenzó a desplomarse, hasta cotizarse el lunes pasado a 1,03 dólares, su nivel más bajo de los últimos 37 años.
El Fondo Monetario Internacional, que muy pocas veces se pronuncia sobre las medidas económicas de países desarrollados, incluso advirtió a Londres que la rebaja de impuestos y el aumento del gasto público son inadecuados en un momento de alto inflación, y redundarán en un incremento de la desigualdad.
En medio del desespero y los crecientes llamados a la renuncia de Truss, quien hace apenas tres semanas reemplazó al dimitente Boris Johnson, el Banco de Inglaterra salió la víspera al rescate de la libra esterlina, y anunció la compra de los bonos a largo plazo del Estado para tratar de estabilizar el mercado financiero.
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