En un comunicado oficial emitido este domingo, líderes religiosos y comunitarios anunciaron la dimisión de Damiba, quien según la información oficial, se entregó «para evitar enfrentamientos con graves consecuencias humanas y materiales».
«Nuestro querido país Burkina Faso vive momentos de incertidumbre. En estos tiempos difíciles en los que existe el riesgo de una escalada con consecuencias dramáticas, las comunidades religiosas y consuetudinarias han sido llamadas a mediar entre los beligerantes», expresa el texto.
El depuesto mandatario, reemplazado por el líder golpista, capitán Ibrahim Traoré, fijó siete condiciones para presentar su dimisión, entre ellas, la búsqueda de la reconciliación nacional, la continuación de la lucha antiterrorista y el cumplimiento de los compromisos adquiridos con la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedaeo).
Exigió, además, la garantía de su seguridad y sus derechos, así como los de sus colaboradores, las cuales fueron aceptadas.
En una breve alocución en la televisión estatal RTB, los golpistas informaron posteriormente que Traoré, presidente del Movimiento Patriótico de Salvaguarda y Restauración (MPSR, junta militar), «estará a cargo de los asuntos cotidianos del Estado hasta la jura del presidente de Burkina Faso designado por las fuerzas vivas de la nación».
Según trascendidos, el capitán se reunió este domingo en la capital con los secretarios generales de los ministerios y les pidió una continuidad de la administración pero a un ritmo más «rápido» porque «todo es urgente».
La junta militar aseguró que la situación está bajo control y que el país regresa poco a poco a la normalidad, mientras, pidieron a la población abstenerse de atacar la embajada de Francia, cuyo muro exterior fue incendiado por manifestantes el pasado sábado, cuando los golpistas anunciaron que Damiba era protegido por los franceses y planeaba una contraofensiva.
Este es el segundo golpe de Estado que vive Burkina Faso en ocho meses.
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