«Tenemos que hablar con todas las personas en este país que no votaron con nosotros en la primera ronda», afirmó el abanderado presidencial del Partido de los Trabajadores durante un evento con aliados en Sao Paulo.
Insistió en que «ahora la elección (segunda ronda el 30 de octubre) no es ideológica, vamos a conversar con todas las fuerzas políticas que tengan voto», representatividad, significancia política para sumar en un bloque a los demócratas contra quienes no lo son.
Ante las urnas, Lula tuvo 48,43 por ciento (57,2 millones) de los votos válidos en el primer turno contra 43,20 (51 millones) de Bolsonaro, quien ambiciona reelegirse por el Partido Liberal.
El exdirigente obrero y el exmilitar no lograron obtener la mayoría absoluta de votos, es decir, más de la mitad de válidos (excluidos blancos y nulos), como establece la legislación nacional para ser electo.
Desde hace meses, las encuestas de opinión señalaron a Lula como amplio favorito para retornar al Palacio del Planalto (sede del Poder Ejecutivo), incluso con un triunfo en la primera consulta.
Sin embargo, según analistas, hubo un inesperado repunte del bolsonarismo (partidarios del gobernante) y de la onda conservadora que contradijo los sondeos de acreditados institutos y consultoras.
Comentaristas políticos aseguran que estos actores lograron fortalecer el discurso y el movimiento antiLula y antipetista que influyeron, de forma sorpresiva, en la histórica jornada electiva.
Precisan que ahora tendrán importancia los pretendientes presidenciales de la llamada tercera vía (centro-izquierda), descartados en la primera vuelta.
Se espera que sus adeptos, quienes vieron no ganar a su postulante, favorezcan el voto de los dos candidatos que se enfrentarán en segundo turno.
En particular los votantes de la senadora Simone Tebet, del Movimiento Democrático Brasileño, y el exministro Ciro Gomes, del Partido Democrático Trabalhista, dos aspirantes presidenciales que ocuparon el tercero y cuarto lugar en el recuento de votos.
Los resultados de la primera vuelta frustraron las predicciones de las encuestas y, en la evaluación de expertos, la cantidad de errores compromete la credibilidad de las empresas de pesquisas electivas.
Para el doctor en ciencias políticas Leandro Gabiati, los institutos de investigación forman parte del proceso electoral y ayudan al elector a entender mejor en qué contexto va a votar, pero la baja asertividad obstaculiza el escenario de votaciones.
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