Aunque se trata de un evento regional, la contienda en las urnas es vista aquí como una especie de referendo a la gestión del canciller federal Olaf Scholz, cuyo Partido Socialdemócrata (SPD) forma una coalición de gobierno con la Unión Democristiana (CDU) en Bajo Sajonia.
Las encuestas sitúan al SPD con un 32 por ciento de apoyo popular, ligeramente por encima del 28 acumulado por la CDU, mientras que el partido de los Verdes cuenta con una intención de votos del 16 por ciento, destaca la radio germana.
En caso de obtener la mayoría de votos, el SPD podría abandonar su alianza con la mencionada unión conservadora para formar otra con los verdes.
Pero analistas estiman que los socialdemócratas podrían recibir un voto de castigo por la criticada política del gobierno de Scholz en la esfera energética.
Además, Baja Sajonia construye una nueva estación para recibir gas comprimido, que podría convertirse en una fuerte alternativa al sistema de gasoductos rusos Nord Stream, cuyas labores ahora están paralizadas, todo ello en medio del alza inusitada de los precios de los energéticos.
Una inflación del 10 por ciento, la mayor de los últimos 70 años en este país, se registró después que combustibles como el gas natural pasaron de 600 euros por cada mil metros cúbicos en 2021 a casi tres mil en este año, lo cual ya provocó cierre de empresas y paros laborales.
Tal situación llevó al ministro de Economía Robert Habeck, del partido Verde, a extender el plazo del cese del funcionamiento de tres centrales atómicas que debieron hacerlo antes de finalizar este año, de acuerdo con la agenda ecologista del gobierno de Scholz.
El gabinete federal lo forma una coalición del SPD con los Verdes y los liberal-demócratas, que ahora acumulan un respaldo de apenas el cuatro por ciento, al igual que La Izquierda, con lo cual podría quedar por debajo del umbral de cinco puntos para entrar al Parlamento.
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