La segunda edición del estudio sobre violencia política y electoral en el gigante suramericano, elaborado por las ONG Tierra de Derechos y Justicia Global, asegura que esa cifra resulta casi la misma cantidad que el total de los siete primeros meses del año.
El estudio indica que del 1 de agosto al 2 de octubre hubo en total 121 casos, entre homicidios, embestidas, intimidaciones o acometidas (físicas o verbales).
Para la investigación, se tuvo en cuenta la violencia contra funcionarios electos, candidatos u otras personas que ejercen funciones afines a la política.
También del 2 de septiembre de 2020 al pasado 2 de octubre fueron mapeados 523 casos ilustrativos de violencia política involucrando 482 víctimas entre representantes de cargos electivos, candidatos/as o pre-candidatos/as y agentes políticos.
En ese período de poco más de dos años, se rastrearon 54 asesinatos, 109 atentados, 151 amenazas, 94 agresiones y 104 ofensas, además de seis casos de criminalización y cinco de invasión.
La pesquisa confirma la tendencia de crecimiento del flagelo a partir de 2019, presentada en la primera edición del estudio.
Hasta 2018, una persona era víctima de violencia política cada ocho días.
Pero a partir de 2019, primer año del gobierno del mandatario de tendencia ultraderechista Jair Bolsonaro, los episodios se registraron cada 48 horas.
Y ahora este año se notificaron 247 casos. O sea, uno de violencia política cada 26 horas.
El guarismo supera el total de 2020, cuando hubo elecciones municipales y resulta más del 400 por ciento mayor que el dígito de actos registrados en 2018, cuando también hubo votación presidencial.
Entre los partidos objetivos de la violencia, el de los Trabajadores (PT) y Socialismo y Libertad (PSOL) representan más de un cuarto de los hechos. Y dentro de esas siglas, las mujeres son los principales blancos.
Las féminas, que representaron un 15,80 por ciento de las personas elegidas en 2020 y un 16,11 en 2018, son víctimas del 36 por ciento de los casos de violencia política en el último período.
Recientemente, la profesora de la Pontificia Universidad Católica de Sao Paulo Rosemary Segurado explicó que las intimidaciones «forman parte de una estrategia mayor para diseminar el miedo».
Denunció que el mandatario de tendencia ultraderechista Jair Bolsonaro desde que asumió el cargo en enero de 2019 «es uno de los líderes que difunde el discurso de odio».
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