Según informó la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS), el Producto Interno Bruto (PIB) del Reino Unido cayó en un 0,3 por ciento el mes pasado, cuando se esperaba un crecimiento cero, pero no una contracción.
La economía se contrajo en agosto, con un retroceso tanto de la producción como de los servicios, y con una pequeña revisión a la baja del crecimiento de julio, el PIB se redujo en los últimos tres meses, explicó el economista jefe de la ONS, Grant Fitzner.
De acuerdo con el experto, a la caída de la producción petrolera y gasífera por los mantenimientos programados en los yacimientos del Mar del Norte se sumó una disminución notable en la mayor parte del sector manufacturero.
La salud también contribuyó al declive, pues bajaron las consultas hospitalarias y las operaciones quirúrgicas, agregó Fitzner.
El reporte de la ONS llega en el peor momento para el Gobierno encabezado por la primera ministra conservadora, Liz Truss, cuyo polémico plan económico para tratar de sacar adelante al país y frenar la inflación se encuentra en la mira de opositores y correligionarios.
El llamado mini presupuesto, que incluye un paquete de ayuda energética para los clientes del sector residencial y empresarial, y un histórico recorte de impuestos, desestabilizó el mercado financiero, que teme un incremento de la deuda pública británica.
La crisis de credibilidad hizo que la libra esterlina cayera momentáneamente hasta casi equipararse con el dólar estadounidense, lo que obligó al Banco de Inglaterra a comprar los bonos del Estado para apuntalar la divisa británica.
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