“Absolutamente”, respondió la gobernante conservadora al líder laborista Keir Starmer, quien le preguntó este miércoles en el Parlamento si mantendrá la promesa que hizo durante la campaña electoral de respetar los fondos ya planificados para ese sector.
Según explicó Truss, quien sustituyó al dimitente Boris Johnson el 6 de septiembre pasado, el Gobierno está invirtiendo casi un millón de millones de libras esterlinas (1,1 millones de millones de dólares) en el gasto público. Nos aseguraremos de reducir la deuda pública a mediano plazo, pero no lo haremos con un recorte de la inversión estatal, sino con el uso correcto de los fondos públicos, recalcó.
Los temores de una reducción del gasto público surgieron después que el Ejecutivo presentó el 23 de septiembre pasado un plan económico que contempla un paquete multimillonario para ayudar al sector residencial y a las empresas a lidiar el aumento del precio de la energía.
El llamado mini presupuesto anunciado por el ministro de Hacienda, Kwasi Kwarteng, incluye además una histórica rebaja de impuestos, valorada en 45 mil millones de libras esterlinas (casi 50 mil millones de dólares).
La falta de detalles sobre la forma en que el Gobierno pretende financiar la nueva estrategia económica desestabilizó el mercado financiero, hizo caer temporalmente la libra esterlina, y debilitó la confianza de los inversionistas, ante el temor de que se dispare la deuda pública británica.
Pese a la seguridad que intentó transmitir Truss durante la sesión de preguntas y respuestas en la Cámara de los Comunes, Starmer le recordó que no podrá pagar a crédito los miles de millones que necesita para financiar su polémico recorte fiscal.
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