«Ese ciudadano (Bolsonaro) no gobierna este país. Descuidó la vacuna. Si hubiera dejado de ser ignorante y conversado con la ciencia y seguir la Organización Mundial de la Salud, tendríamos mucho menos muertos (cerca de 700 mil)» por la Covid-19, afirmó Lula en Pernambuco, estado (nordeste) donde nació y salió a los siete años huyendo de la sequía y el hambre.
El candidato presidencial del Partido de los Trabajadores (PT) a la segunda vuelta electiva del 30 de octubre, prometió que, si es elegido, su primer acto será reunirse con todos los gobernadores para escuchar las prioridades. Y a continuación, los alcaldes de las capitales.
«Tenemos que discutir juntos los problemas y lo que hay que hacer», indicó.
Al mostrar confianza en su victoria en urnas, Lula envió un mensaje a Bolsonaro, que «no gobierna más y solo viaja, contando mentiras».
Tendrá que tener la humildad de pasar la banda presidencial en enero de 2023, cuando sea la ceremonia de traspaso de poder, vaticinó.
En el territorio pernambucano, una multitud acompañó al extornero mecánico y a la candidata al gobierno estadual Marília Arraes (partido Solidaridad) caminando por las calles de Recife.
Según el portal lula.com.br, la presencia del exdirigente obrero hizo del término Recife, capital del estado, uno de los más comentados este viernes en la red social Twitter.
Indica que la gran fiesta siguió ejemplo de otros eventos con la presencia del líder petista esta semana, como Río de Janeiro (en Belford Púrpura y el Complexo do Alemão), Salvador, Aracaju y Maceió.
Por otra parte, señala el sitio, en la misma capital de Pernambuco, un número reducido de partidarios fue ayer a la concentración de Bolsonaro frente a la playa de Boa Viagem.
«Fue visible la frustración del presidente, quien no consiguió disfrazar el impacto del fiasco», refiere la página digital.
Lula, quien obtuvo en la primera vuelta un 48,4 por ciento de los votos, enfrentará en el balotaje a Bolsonaro, pretendiente del Partido Liberal que ambiciona reelegirse y resultó el segundo más votado el 2 de octubre, con 43,2 por ciento de los sufragios.
Ninguno de los aspirantes al poder logró en ese primer turno la mayoría absoluta de votos, es decir, más de la mitad de válidos (excluidos blancos y nulos), como establece la legislación brasileña para ser electo.
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