En un comunicado emitido por Palacio de las Garzas (sede del Ejecutivo) se señala que serán respetuosos de la propuesta de la Iglesia católica, que actúa como facilitadora de esas pláticas, para reiniciar la segunda fase de las conversaciones el venidero 28 de octubre en la ciudad de Penonomé, provincia de Coclé, donde comenzaron.
En ese mensaje se señala además que se deberá cumplir con lo acordado en la instalación de la llamada mesa única de diálogo sobre la integración de todos los actores, con el fin de formular la metodología y su reglamentación, para lo cual es decisiva la presencia del facilitador.
El propósito deberá ser continuar generando propuestas que contribuyan a delinear el camino para mejorar las condiciones sociales del país, agrega ese texto.
Sin embargo, agrupaciones como la alianza Pueblo Unido por la Vida denunciaron maniobras para dilatar esos encuentros, cuyos primeros acuerdos con incumplidos por el Gobierno y desconocidos por el empresariado privado que se niega a participar del diálogo en su segunda fase y es responsable de los problemas que aquejan a la población.
En un comunicado del colectivo, al que tuvo acceso Prensa Latina, se precisa que “cada día que se dilate solo contribuye a crear un ambiente de confrontación y reedición de los episodios como los vividos en el pasado mes de julio”.
Asimismo, indica que las agrupaciones sindicales y comunales que integran la alianza definirán nuevas acciones para continuar la lucha por los derechos del pueblo humilde y trabajador.
Sobre este asunto, el coordinador del Frente Nacional por los Derechos Económicos y Sociales, Jorge Guzmán, anticipó a este medio informativo que volverán las marchas, protestas y mitines en todo el país para reclamar igualdad y justicia social.
La segunda fase del diálogo, recordó, está llamada a profundizar en los problemas estructurales, pero sobre todo a concretar soluciones a los altos precios de los medicamentos, canasta básica familiar, energía eléctrica y otras vicisitudes como la crisis de la seguridad social, que agobian a los panameños.
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