De acuerdo con la investigación realizada por la baronesa Louise Casey, miembro de la Cámara de los Lores del Parlamento británico, el 20 por ciento de esos agentes tienen más de una acusación, y 500 de ellos enfrentan entre tres y cinco cargos de conducta impropia desde 2013.
Pese a ello, agrega el reporte, menos del uno por ciento de los implicados fueron despedidos del cuerpo policial conocido popularmente como Scotland Yard, e incluso hay un uniformado que se mantiene activo con 11 cargos en su contra.
Al respecto, Casey opinó que la razón principal detrás de la permanencia de esos agentes en el cuerpo es que el sistema interno encargado de velar por la ética policial es “racista” y “misógino”.
Escuchamos testimonios de colegas que piensan y creen, e incluso nos dieron ejemplos concretos, que hay gente (policías) que se salen tranquilamente con la suya cuando se comporta de manera impropia o criminal, afirmó la autora del informe. Al comentar el informe, el jefe de la Policía Metropolitana de Londres, Mark Rowley, admitió que cientos de sus agentes deberían ser despedidos, y que el proceso de investigación interna tiene fallos sistémicos.
Debemos tener cientos de agentes que se comportan de forma vergonzosa, socavando nuestra integridad, y deben ser expulsados, aseguró.
La baronesa Casey comenzó a investigar la cultura y el comportamiento de la Policía Metropolitana de Londres, tras el escándalo que provocó en marzo pasado el secuestro y asesinato de la joven Sarah Everard a manos de un agente del servicio de protección de embajadas.
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