En una carta pública al pueblo evangélico, el abanderado presidencial del Partido de los Trabajadores a la segunda vuelta de elecciones del 30 de octubre alerta que se vive un período en el cual «mentiras pasaron a ser usadas intensamente» para provocar miedo en las personas de buena fe y apartarlas «del apoyo a una candidatura que justamente más las defiende».
Por eso, precisa, «sentí la necesidad de reafirmar mi compromiso con la libertad de culto y religión en nuestro país».
En la misiva, Lula señala que quienes «vivieron los ocho años (2003-2011) en que fui presidente de la República, saben que mantuve el más absoluto respeto por las libertades colectivas e individuales, particularmente por la libertad religiosa».
Recordó que en esa etapa de gobierno «tuvimos el honor de firmar leyes y decretos que reforzaron la plena libertad religiosa».
Mencionó la Reforma del Código Civil que aseguró la libertad religiosa en Brasil, el decreto que creó el día dedicado a la Marcha para Jesús y también el Día Nacional de los Evangélicos.
La campaña del líder petista emprendió una ofensiva para recuperar terreno en el entorno religioso, con la finalidad de desmentir las fake news (noticias falsas) sobre la supuesta intención de Lula de acabar con iglesias, como tildan bolsonaristas (adeptos del mandatario de tendencia ultraderechista Jair Bolsonaro).
El exgobernante abogó en su mensaje por una preocupación integral, pues «el pueblo brasileño está en una condición de desesperación y necesitaremos mucho de la ayuda de las iglesias para, cuanto antes, revertir esta situación».
Insistió en que de nada sirve decir defensor de la familia y al mismo tiempo destruirlas por la miseria, el desempleo, el recorte de las políticas sociales y de vivienda popular.
«Queremos dar a las familias prosperidad y seguridad. El hogar es la garantía de protección. Es inaceptable que millones de brasileños y brasileños no tienen un techo», apuntó.
Prometió que en un futuro gobierno implementará políticas públicas consistentes para que ninguna familia brasileña enfrente el flagelo del hambre.
El Tribunal Superior Electoral confirmó que Lula ganó la primera ronda de la consulta del 2 de octubre, con un 48,4 por ciento de los votos frente al 43,2 de Bolsonaro, quien ambiciona reelegirse por el Partido Liberal.
Como ninguno de los dos políticos logró en ese primer pleito la mayoría absoluta de votos, es decir, más de la mitad de los válidos (excluidos blancos y nulos), como establece la legislación brasileña para ser electo, deberán disputar una segunda ronda el último domingo del mes en curso.
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