«Él (Bolsonaro) consiguió crear en el país una porción de la sociedad brasileña furiosa, con odio, mentirosa y que esparce fake news todo el día sin importarle si su hijo te ve mintiendo o no», denunció ante la prensa en Sao Paulo el candidato presidencial del Partido de los Trabajadores (PT) a la segunda vuelta de sufragio del 30 de octubre.
Durante la conversación, el exdirigente obrero aludió al intercambio de disparos que ocurrió este domingo entre el exdiputado Roberto Jefferson y agentes de la Policía Federal.
Aliado de Bolsonaro, el exparlamentario disparó contra los agentes que fueron a cumplir con la orden de detención dictada por el ministro Alexandre de Moraes, del Supremo Tribunal Federal, en la ciudad de Comendador Levy Gasparian, dentro del estado de Río de Janeiro.
Jefferson se resistió al arresto y al menos dos policías resultaron heridos, sin gravedad.
Para Lula, ese tiroteo «no es un comportamiento adecuado» y nunca antes se vio «una aberración de esa» en la política brasileña. Atribuyó tal conducta a Bolsonaro, su oponente y postulante a la reelección por el Partido Liberal.
«Nosotros disputamos tantas elecciones, la gente nunca vio una aberración de esa, una ofensa de esa, la estupidez que ese ciudadano, mi adversario, estableció en el país».
El extornero mecánico recordó asimismo el reciente ataque sufrido por la exministra Marina Silva, quien fue llamada vagabunda por bolsonaristas (partidarios del exmilitar) en un restaurante. «No es la primera violencia. Es una máquina de destrucción de los valores democráticos», advirtió.
En su segundo paso por el estado de Minas Gerais (sudeste), en el periodo proselitista rumbo a la segunda ronda, Lula cumplió ayer una caminata entre la Región de Venda Nova, en Belo Horizonte, capital estadual; y Ribeirão das Neves, en la Región Metropolitana.
La incursión fue la primera en la que se vio a su lado en actos públicos a la senadora y expresidenciable Simone Tebet, del Movimiento Democrático Brasileño y quien declaró su apoyo al líder petista tras quedar en tercer lugar en la primera ronda del 2 de octubre.
En el Gran Belo Horizonte, la campaña dirigió el discurso a la reducción de abstenciones y convencer a los votantes que anularon el voto o no eligieron ni a Lula, ni a Bolsonaro.
La Justicia Electoral confirmó que, en ese pleito, el expresidente quedó en primer lugar, con un 48,43 por ciento de los votos válidos y Bolsonaro tuvo un 43,20.
Ninguno de los postulantes logró en la disputa mayoría absoluta de votos, es decir, más de la mitad de válidos como establece el código brasileño para ser electo.
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