Los ciudadanos recorrieron varias calles de la ciudad con cantos de “Aba lokipasyon” (Abajo la ocupación) y “Viv souverènte” (Viva la soberanía) ante la amenaza de que tropas extranjeras lleguen a suelo nacional.
A inicios de este mes el Consejo de Ministros aprobó el despliegue de soldados para contener a las pandillas, que desde mediados de septiembre bloquean la distribución de los combustibles.
La resolución justifica la intervención por el riesgo de una crisis humanitaria de «grandes proporciones”, en especial tras la repentina reaparición del cólera y el acelerado deterioro de la situación de seguridad.
Además, consideraron el bloqueo a las terminales petroleras por parte de las bandas armadas que tiene “consecuencias catastróficas” en el funcionamiento de los hospitales, en la disponibilidad de agua potable, reinicio de las escuelas y suministro de alimentos, apunta el texto.
La solicitud, ampliamente criticada por organizaciones sociales y políticas, aún no recibió una respuesta concreta de los socios internacionales y en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas varios países se mostraron reticentes.
Haití recibió más de una decena de misiones de Naciones Unidas en los últimos 30 años, una de ellas durante 13 años que fue responsable de introducir el cólera y se le acusa de violaciones de los derechos humanos.
Para diversas plataformas la nación caribeña no necesita una nueva intervención sino recuperar su soberanía y autodeterminación para conducir al país a la senda del desarrollo.
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