Del 2 de octubre a la fecha la Dirección de Epidemiología, Laboratorios e Investigación confirmó 207 enfermos, incluidos reclusos de la Penitenciaría Nacional, la mayor de su tipo en el país, mientras mil 415 personas se encuentran hospitalizadas.
De los casos sospechosos 462 aún no cumplieron el primer año de vida y 905 tienen menos de 14 años, lo que representa más del 40 por ciento del total.
El lunes el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) advirtió que la violencia de pandillas, la escasez de combustible y los bloqueos de calles obstaculizan el acceso humanitario al agua potable y a los servicios de salud para los pacientes, lo cual aumenta el riesgo de que las mujeres y los niños mueran a causa de la enfermedad.
“Cuando no se puede obtener agua potable del grifo en la propia casa, cuando no se tiene jabón o pastillas para purificar el agua, y no se tiene acceso a los servicios de salud, es posible que no se sobreviva al cólera o a otras enfermedades transmitidas por el agua”, dijo el representante de Unicef en Haití, Bruno Maes.
Maes señaló, asimismo, que los niños y adolescentes son las principales víctimas del brote por el devastador impacto de las restricciones de combustible y la violencia.
Desde 2019 no se diagnosticaban casos de cólera en el país caribeño que vivió en 2010 una grave epidemia responsable de casi 10 mil muertes y más de 800 mil contagios.
El resurgimiento de la enfermedad llega en un momento crítico para el país por el auge de las pandillas que bloquean los suministros, mientras la Policía es incapaz de contenerlas.
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