Las fuerzas leales a la Corona, lideradas por el Partido Democrático Unionista (DUP), y los republicanos, encabezados por el Sinn Fein, se reunieron este jueves en la ciudad de Belfast, a pocas horas de que venza el plazo dado por Londres para llegar a un acuerdo.
Como parte de los llamados Acuerdos del Viernes Santo, que pusieron fin al sangriento conflicto armado en Irlanda del Norte en 1998, unionistas y republicanos deben compartir el poder.
Sin embargo, el Sinn Fein, que en mayo pasado ganó por primera vez los comicios regionales, no puede ocupar la jefatura del Gobierno, ni el Parlamento local sesionar, porque el DUP se niega a nombrar a sus ministros y a ocupar sus curules.
El bloqueo político tiene como objetivo presionar a Londres para que renegocie o revoque el acuerdo posbrexit que mantiene a Irlanda del Norte dentro del mercado único y la unión aduanera europeos.
Según los unionistas, el llamado protocolo norirlandés, cuyo objetivo es evitar el establecimiento de una frontera física entre ambas Irlandas, socava la posición de la provincia británica dentro del Reino Unido.
El Gobierno central británico advirtió a principios de mes que los actores políticos de esa provincia tenían hasta la medianoche del 27 de octubre para llegar a un acuerdo, o de lo contraría, se convocará a unas nuevas elecciones.
Tras fracasar las negociaciones de este jueves, la vicepresidenta del Sinn Fein, Michelle O´Neill, a quien le corresponde ocupar la jefatura del Ejecutivo local, acusó a los unionistas de castigar a la población, en momentos en que se necesita aprobar leyes y paquetes de ayuda para las personas vulnerables de cara al invierno.
Según las reglas establecidas por Londres, de no llegarse a un acuerdo, el secretario de Estado para Irlanda del Norte, Chris Heaton-Harris, llamará a repetir las elecciones dentro de las próximas 12 semanas, aunque se prevé que cualquiera sea el resultado, los unionistas mantendrán su exigencia de revocar el protocolo posbrexit.
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