«Las primeras medidas de nuestro gobierno serán para rescatar de la hambruna a 33 millones de personas y rescatar de la pobreza a más de 100 millones de brasileños y brasileñas. La democracia solo será verdadera cuando toda la población tenga acceso a una vida digna, sin exclusiones», afirma Lula en una titulada Carta para el Brasil del Mañana.
El candidato presidencial del Partido de los Trabajadores (PT) alerta en la misiva que lo del domingo no será un referendo cualquiera y «lo que está en juego es la elección entre dos proyectos completamente diferentes» para el gigante suramericano.
Menciona que uno «es el país del odio, de la mentira, de la intolerancia, del desempleo, de los salarios bajos, del hambre, de las armas y de las muertes, de la insensibilidad, del machismo, del racismo, de la homofobia, de la destrucción de la Amazonia y del medio ambiente».
Asimismo, prosigue, «del aislamiento internacional, del estancamiento económico, del aprecio por la dictadura y los torturadores. Un Brasil de miedo e inseguridad con (presidente, Jair) Bolsonaro».
Otro, agrega, «es el país de la esperanza, del respeto, del empleo, de los salarios decentes, de la jubilación digna, de los derechos y oportunidades para todas y todos, de la vida, de la salud, de la educación».
De igual manera, «de la preservación del medio ambiente, del respeto a las mujeres, a la población negra y a la diversidad; de la integración soberana en el mundo, de la comida en el plato y, sobre todo, del compromiso inquebrantable con la democracia. Un Brasil de esperanza, un Brasil para todos».
Favorito en la mayoría de las encuestas rumbo al plebiscito, el exsindicalista insiste en que el país no puede estar más en manos de quien admira la dictadura militar (1964-1985) e idolatra a monstruosos torturadores.
«Brasil no puede entregarse a personas que cuestionan nuestro proceso electoral, buscando crear condiciones para golpes y aventuras totalitarias», remarca en el documento parecido al divulgado en la campaña de 2002.
La Justicia Electoral confirmó que, en la primera vuelta de sufragio del 2 de octubre, Lula recibió un 48,43 por ciento de los votos válidos (excluidos blancos y nulos), y Bolsonaro, quien ambiciona reelegirse por el Partido Liberal, tuvo un 43,20.
Como ninguno de los postulantes logró en la disputa la mayoría absoluta de votos, es decir, más de la mitad de válidos (excluidos blancos y nulos), como establece el código brasileño para ser electo, disputarán una segunda porfía el 30 de octubre.
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