Por Glenda Arcia Corresponsal en Argentina
Representantes de más de 30 países asistieron en Buenos Aires a la XXIII Reunión de Ministros de Relaciones Exteriores de ese organismo y aseguraron que la agenda común apuesta por la eliminación de la pobreza y las desigualdades a través de la integración social, económica, productiva, cultural y ambiental.
En una declaración conjunta, subrayaron que Latinoamérica es una zona de paz -proclamada formalmente en enero de 2014, en La Habana, Cuba- y está libre de armas nucleares.
En ese sentido, propugnamos un sistema basado en las relaciones de amistad y cooperación entre nosotros y con otras regiones y países con el fin de desterrar para siempre el uso y la amenaza del empleo de la fuerza, apunta el texto emitido al final de la cita.
Los cancilleres ratificaron su compromiso con la construcción de un orden internacional más justo, inclusivo, equitativo y armónico, basado en el respeto al Derecho Internacional, el multilateralismo y los principios y propósitos de la Carta de las Naciones Unidas (ONU).
Asimismo, insistieron en la necesidad de garantizar la igualdad soberana de los Estados, la cooperación para el desarrollo, la integridad territorial y la no intervención en los asuntos internos.
Por otra parte, abogaron por fortalecer la cooperación sur-sur y triangular como vehículos de las políticas exteriores para la movilización de conocimientos, buenas prácticas y el fomento de alianzas que permitan hacer efectiva la reactivación y preparación con vistas a futuras situaciones de crisis global.
Los titulares destacaron que Argentina, como presidenta pro tempore de la Celac, retomó la práctica de intervenir y presentar iniciativas conjuntas y consensuadas en diversos foros.
También expresaron su satisfacción por la ampliación de los vínculos con otros bloques y ratificaron a ese organismo como un importante portavoz de América Latina y el Caribe.
UNA REGIÓN INDEPENDIENTE, SOBERANA E INTEGRADA
Durante una importante jornada de reencuentro, los ministros demandaron el cese del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos a Cuba desde hace más de seis décadas y exigieron la exclusión de la isla de una lista de supuestos patrocinadores del terrorismo, elaborada por Washington.
Los cancilleres respaldaron el llamado de la Asamblea General de la ONU a poner fin a ese cerco que, además de ser contrario al derecho internacional, causa graves daños al bienestar de ese pueblo.
Renovamos nuestro compromiso con la consolidación de la democracia, el respeto de los derechos humanos y la defensa de la soberanía, libre de amenazas, agresiones y medidas coercitivas contrarias a las leyes internacionales, indica el texto.
En declaraciones a Prensa Latina, el ministro cubano de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez, calificó la cita de productiva y aseguró que la Celac avanza en un camino de integración y de análisis de los principales desafíos que enfrenta la región.
La reunión se desarrolló en un ambiente de superación de diferencias que afectaron la vida del organismo en los últimos años y estuvo centrada en los temas fundamentales que tienen que ver con Latinoamérica, sin intentos de politización, señaló.
Rodríguez calificó de espurio y arbitrario el listado unilateral del Gobierno estadounidense y destacó la importancia de que la Celac retome la denuncia de agresiones de ese tipo.
Indicó que en enero de 2023 tendrá lugar la VII Cumbre de ese bloque, la cual se espera sea un momento de encuentro y consolidación.
La Celac tiene la necesidad de superar un período en el que prevalecieron intentos de manipulación política contra algunas naciones. El evento anterior de jefes de Estado, celebrado en México, fue muy positivo, al igual que la presidencia pro tempore de ese país. El liderazgo argentino también cosechó frutos, afirmó.
Estoy convencido de que la cumbre marcará una etapa favorable y establecerá una hoja de ruta para los próximos años como parte del proyecto de integración y de unidad en la diversidad que es tan importante para Cuba y Nuestra América, añadió.
Como parte de su visita a Buenos Aires, el canciller participó en un encuentro con cubanos residentes, integrantes del Movimiento Argentino de Solidaridad, graduados en la isla e integrantes de organizaciones políticas, sociales y sindicales de este país sudamericano.
Durante el intercambio, indicó que la Celac atraviesa un momento de renovación tras una etapa turbulenta, en la que gobiernos de derecha, al servicio de Estados Unidos, trataron de dividirla, fueron cómplices del golpe de Estado contra Evo Morales en Bolivia, intentaron aislar a Venezuela y Nicaragua, e impidieron la celebración de reuniones.
Sin embargo, aseguró que hoy se respira un ambiente nuevo, optimista y de cooperación.
En la reciente reunión de cancilleres se mencionó mucho la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, un verdadero manifiesto político y uno de los documentos más avanzados de la historia regional, apuntó.
También expresó la aspiración de que la cita de enero sea un evento progresista, donde se defiendan los verdaderos intereses de los pueblos y tribute al objetivo de construir una Patria Grande, independiente, fraterna, integrada, que ejerza la soberanía, alce su voz en los foros internacionales para decir la verdad y reclame su lugar en el mundo.
Esperamos que sea muy diferente a la fallida Cumbre de Las Américas, realizada este año en Los Ángeles, Estados Unidos, donde hubo una ausencia estremecedora de líderes de la región en protesta por las exclusiones y manipulación del evento, afirmó.
DIÁLOGO Y RESPETO
Las autoridades del mecanismo regional también expresaron su apoyo a los legítimos derechos de Argentina a la soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes.
Manifestaron su solidaridad con el pueblo haitiano y coincidieron en la necesidad de brindar ayuda a ese país por las implicaciones de la situación existente para la paz y seguridad en la región.
Además, participaron en su tercera cumbre con la Unión Europea, donde abogaron por reactivar el diálogo e incrementar la cooperación sobre la base del respeto y la igualdad.
La Celac es un proyecto de integración genuino y no permitió que se manipulara interesadamente la cita con la UE, que hacía cuatro años que no se producía debido a las acciones de Estados Unidos, la politización de todos los procesos y la subordinación al imperialismo norteamericano, indicó Rodríguez.
A pesar de las circunstancias agitadas y el interés de algunos de politizarlo todo, fue una reunión de expresión respetuosa de las diferencias y hubo discursos de representantes latinoamericanos y caribeños de suprema dignidad, donde se llamaron las cosas por su nombre y se colocaron en su verdadero lugar. Fue una jornada provechosa, apuntó.
Durante su intervención en ese evento, el ministro cubano aseguró que los vínculos entre ambas regiones deben estar basados en el respeto, la igualdad y las leyes internacionales. Igualmente, denunció los efectos desgarradores del imperialismo en Latinoamérica y defendió el derecho de cada nación a definir su sistema político, económico y social.
Estados Unidos, en su afán expansionista e intervencionista, sustentado en la Doctrina Monroe, trató siempre de convertir a nuestros países en su patio trasero, señaló y recordó la larga historia de expoliación de riquezas y saqueos de recursos naturales en el área.
Alertó que, “cuando se habla de un multilateralismo y orden internacional basados en reglas, parece aludirse a la imposición de nuevos paradigmas dudosos, a conveniencia de países ricos, sin procesos de negociación intergubernamentales democráticos”.
Hay un problema de coherencia, de consistencia. No son admisibles los dobles raseros. Deben respetarse, en toda circunstancia, la igualdad soberana, la no injerencia y el derecho inalienable de cada Estado a decidir su propio sistema sin imposiciones de pretendidos paradigmas culturales, de democracia y derechos humanos, añadió.
Rodríguez aseguró que Cuba continuará contribuyendo en todo lo posible a fortalecer el diálogo y la cooperación entre la Celac y la UE, para beneficio de los pueblos de ambas regiones y del mundo.
A su vez, el presidente argentino, Alberto Fernández, aseguró que el fin de la injusticia del sistema internacional y la lucha contra la desigualdad deben ser prioridades de Latinoamérica y Europa.
Para poder trabajar juntos, debemos entender primero que vivimos realidades muy distintas. Debemos construir puentes, no muros; entender que todos estamos en la misma balsa y nadie se salvará solo. Hay que recuperar la solidaridad, aseveró.
arb/gas