De acuerdo con una investigación publicada a finales de octubre en Science Advances, a la que hace referencia el medio británico, entre 1992 y 2013 la economía mundial perdió entre cinco y 29 billones de dólares como resultado del calentamiento global provocado por el hombre.
Enfatiza que el efecto fue peor en las naciones tropicales de bajos ingresos, lo que llevó a una reducción del 6,7 por ciento en su ingreso nacional en promedio, mientras que los países de altos ingresos experimentaron solo una disminución promedio de 1,5 puntos porcentuales.
El documento subraya la necesidad de la introducción de políticas climáticas que aborden la injusticia ambiental.
Los hallazgos de este estudio respaldarán las discusiones sobre pérdidas y daños, que serán un tema clave en la 27ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27), dijo Kai Kornhuber, científico climático de la Universidad de Columbia en la ciudad de Nueva York.
Los modelos encontraron que las regiones de bajos ingresos que tienden a tener un clima cálido son las que más sufren el aumento de las temperaturas, a pesar de que sus emisiones suelen ser mucho más bajas que las de las regiones más ricas.
Países como Brasil, Venezuela y Malí estuvieron entre los más afectados, con una reducción del producto interno bruto (PIB) per cápita de alrededor del cinco por ciento anual en comparación con lo que hubiera sido sin las olas de calor provocadas por el hombre.
En contraste, la reducción del PIB en países como Canadá y Finlandia es solo de alrededor del uno por ciento.
Según los expertos los días muy calurosos son una de las formas más tangibles en que sentimos el cambio climático.
“Sabemos que destruyen los cultivos, reducen la productividad laboral, causan más lesiones en el lugar de trabajo”, detalló el coautor Christopher Callahan, investigador de modelos climáticos en Dartmouth College en Hanover, New Hampshire, quien junto a sus colegas analizó los vínculos entre las olas de calor y las tendencias económicas, a escala mundial y nacional.
El estudio también enfatiza la necesidad de que los países ricos paguen su parte, dice Erich Fischer, científico climático del Instituto Federal Suizo de Tecnología en Zürich.
«Dada la carga desigual y la proporción de emisiones históricas… el norte global necesita apoyar al sur global en términos de hacer frente a estos efectos adversos», sentenció.
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