Durante la exposición del Informe sobre el comercio mundial de la OMC, en el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27), comentó que una estrategia eficaz frente al calentamiento global no puede funcionar sin tener en cuenta el papel del comercio.
Okonjo-Iweala alertó sobre el problema que significa la ausencia de comercio y políticas comerciales en las contribuciones determinadas a nivel nacional y en los planes de adaptación de cada país.
«La razón por la que estamos aquí, para lanzar este informe, es porque queremos dejar claro ese punto y ofrecer recomendaciones específicas y algunas acciones que los países pueden tomar e incluir en la revisión de sus planes”, insistió.
Destacó también el importante papel del financiamiento e instó a las naciones ricas a cumplir su compromiso de aportar conjuntamente 100 mil millones de dólares al año para apoyar la acción climática de los países en desarrollo.
La cita de este martes incluyó también a la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, la primera ministra de Barbados, Mia Mottley, y la Ministra de Asuntos Exteriores y Europa de Francia, Catherine Colonna.
El documento presentado, que se centra en el cambio climático y el comercio internacional, traza caminos para que los gobiernos usen esa actividad como apoyo a los planes de acción nacionales frente al cambio climático.
En función de ello, indica acciones comerciales que pueden ayudar en el desafío de pasar a emisiones netas cero para mediados de siglo y aprovechar el comercio como una fuerza multiplicadora para los esfuerzos de adaptación y mitigación climática.
Entre las medidas sugeridas, se encuentran la apertura del comercio de bienes y servicios ambientales, la mejora de la cooperación en la medición y verificación del carbono y la transformación de la iniciativa de Ayuda para el Comercio de la OMC en un programa de inversión.
Por otra parte, destaca el rol de la cooperación internacional en política climática relacionada con el comercio, como la fijación de precios del carbono y los estándares de descarbonización.
«Puede minimizar las fricciones comerciales y la incertidumbre de los inversores que surgen de las acciones climáticas unilaterales, que a su vez pueden imponer costos desproporcionados a las empresas y los gobiernos de los países en desarrollo», agrega.
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