Durante la primera jornada de la inspección, que se extenderá hasta el 18 de noviembre, el equipo de la OIEA sostuvo intercambios con altos funcionarios del Ministerio de Economía, Comercio e Industria y de la Compañía Eléctrica de Tokio (Tepco) a cargo del plan, reseñó la prensa nacional.
El director del Departamento de Seguridad y Protección Nuclear del OIEA, Gustavo Caruso, reconoció la responsabilidad del gobierno japonés en el manejo seguro del agua radiactiva, pero destacó que la instancia internacional también quiere realizar una evaluación objetiva y científica sobre el terreno.
A propósito, el grupo de expertos que incluye a representantes de 11 países, incluidos China, Surcorea y Estados Unidos, examinará en los próximos días el progreso en la fabricación de la infraestructura necesaria para el procesamiento del agua contaminada dentro de la planta de energía y su posterior descargue.
Los resultados de la visita se darán a conocer a principios de 2023, precisó Caruso.
El proyecto de Tepco implica diluir el agua libre de radionúclidos, excepto tritio, con agua de mar a un 40 por ciento (según establecen las normas de seguridad japonesas).
El siguiente paso será verter en el océano el contenido procesado a través de una tubería submarina en fase de construcción, la cual medirá un kilómetro desde la termonuclear.
El Gran Terremoto y Tsunami del Este de Japón (2011) provocó un accidente atómico sin precedentes en el país asiático.
El agua utilizada para enfriar los tres reactores nucleares derretidos de Fukushima I se acumuló en contenedores dentro del complejo, mezclada además con agua de lluvia y subterránea contaminadas, cuyos volúmenes aumentan diariamente.
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