Los datos preliminares publicados por la Oficina del Gabinete señalan que la tasa negativa devino la primera contracción económica en un año, atribuible al aumento de las importaciones y la debilidad del consumo nacional.
En el lapso fiscalizado, las adquisiciones de bienes y servicios foráneos aumentaron un 5,2 por ciento frente al 1,9 de las ventas al extranjero. Al mismo tiempo, la depreciación del yen disparó los costos de importación.
Estos aspectos aceleraron de forma insostenible la inflación superior al dos por ciento fijado por el Banco de Japón, con su consecuente impacto en la confianza de los consumidores de la cual depende más del 50 por ciento del PIB nacional.
A propósito, el ministro para la Revitalización Económica, Shigeyuki Goto, dijo que, si bien se espera un repunte, el entorno alrededor de los hogares y las empresas japonesas se vuelve más severo, con una caída de los ingresos reales y un aumento en los costos de producción mientras persiste la volatilidad de los precios, reseñó la cadena de noticias NHK.
No obstante, mencionó también que el consumo personal se recupera en relación a los años anteriores desde el estallido de la pandemia de la Covid-19 y la economía muestra signos de una recuperación gradual, centrada en la demanda del sector privado.
De vuelta al PIB, el país asiático quedó por detrás de Estados Unidos, China y la Eurozona, cuyos índices de crecimiento económico fueron todos positivos en el trimestre mencionado.
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