En el mentado estado las normativas que regulan la portación son parcas, lo que permite a las demarcaciones decidir por sí mismas el tipo y la cantidad de entrenamiento necesario para llevar armas en los campus por el personal académico.
Según la Asociación de Juntas Escolares de Texas, citado por un reporte de la cadena CBS News, los distritos escolares pueden otorgar un permiso por escrito para que cualquier persona, incluidos los empleados designados, porten armas de fuego dentro de las entidades educativas, en concordancia con el Código Penal estatal.
Lo único requerido para cargar con estos dispositivos en el campus es una licencia, lo que requiere una verificación de antecedentes y una demostración de competencia, remarcó la información.
De no poder comprobarse las habilidades, los distritos determinan la cantidad y el tipo de requisitos adicionales, que pueden incluir cursos de capacitación para tiradores activos y evaluaciones psicológicas, conocidos popularmente como planes guardianes.
La fuente añadió que, a juzgar por una auditoría del Centro de Seguridad Escolar de Texas, desde 2020, 280 distritos escolares de mil 22, adoptaron alguna versión de uno.
En contraste con esa realidad, Sonali Rajan, investigadora de violencia escolar en Teachers College, en la Universidad de Columbia, dice que no hay evidencia de que tales acciones haga a las escuelas más seguras.
«No hay datos científicos disponibles, absolutamente ninguno, que demuestre que armar a los maestros disuadiría una agresión con armas de fuego, como tampoco disuadiría o reduciría la letalidad de un tiroteo una vez que ocurriera», dijo.
En cambio, apuntó, hay evidencia que muestra de manera muy clara y definitiva cómo la mayor presencia de armas de fuego conduce a un aumento de la violencia.
Desde enero, recordó el reporte noticioso, 50 personas murieron y 122 resultaron heridas en al menos 152 incidentes de disparos en terrenos escolares en los Estados Unidos.
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