El organismo tropical, que tocó tierra en Florida el pasado 28 de septiembre como un huracán de categoría cuatro en la escala Saffir Simpson, fue uno de los más mortíferos llegados al país en las últimas dos décadas y causó una devastación en la infraestructura que, según las autoridades regionales, tomará años restañar.
Una investigación de la cadena de noticias NBC News reveló que Ian causó la muerte de al menos 148 personas en el estado sureño, la mayoría de ellas ocurridas en comunidades costeras donde el peligro de las marejadas ciclónicas es conocido y está bien documentado.
Gran parte del número de víctimas era previsible y prevenible, según descubrió el medio, y añadió cómo la tormenta de fines de septiembre sacó a relucir las deficiencias en la forma en la que los funcionarios comunican el riesgo, deciden cuándo ordenar las evacuaciones e identifican y ayudan a los más vulnerables.
Ian también ilustró el desafío de proteger a las comunidades costeras densamente pobladas ante el cambio climático: miles de residentes optaron por no evacuar, algunos dijeron que no tenían suficiente advertencia, mientras otros desconocían el peligro o carecían de los recursos para irse, alertó además.
La investigación se basó en una revisión de cientos de registros de defunciones, un examen de mapas de inundaciones y entrevistas con sobrevivientes, familiares de víctimas, proveedores de servicios, expertos en preparación para desastres y funcionarios públicos actuales y anteriores.
Los líderes locales y del condado en el suroeste de Florida están muy conscientes del peligro que les acecha, sin embargo, apuntó el reporte, el elevado número de víctimas provocado por Ian mostró serios problemas en las estrategias adoptadas hasta hoy.
Añadió además que la mayoría de los que perdieron la vida tenían más de 65 años, y muchos de ellos vivían solos.
Según refirió, algunos tenían condiciones físicas o cognitivas que les dificultaron buscar ayuda antes de la llegada del huracán, u optaron por quedarse en casa porque temían terminar en hogares de ancianos.
Otros residentes alegaron que hubo una reacción tardía en relación a las advertencias emitidas por las autoridades.
En Lee, por ejemplo, donde se recibió el golpe directo de Ian, esperaron hasta el día anterior a la llegada de la tormenta, 24 horas más que los condados vecinos, para emitir una orden de evacuación obligatoria.
La tormenta provocó allí la muerte de al menos 61 personas, más que en cualquier otro condado, y se comprobó por el reporte que 33 de los decesos ocurrieron en la zona de peligro de marejada ciclónica documentada por el gobierno federal, mientras otros 28 de ellos se notificaron en las áreas más vulnerables en las islas de barrera.
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