El acceso a la interrupción voluntaria del embarazo quedó restringida en ese estado en el mes de julio, después de que el Tribunal Supremo del país revocara ese derecho constitucional vigente por casi 50 años.
Sin embargo, el pasado 15 de noviembre el juez de la Corte Superior del condado de Fulton, Robert McBurney, determinó que la prohibición del aborto no era válida, acorde con el reporte del Servicio de Radiodifusión Pública (NPR).
El magistrado alegó que cuando se aprobó la ley de Georgia sobre el tema, en 2019, estaba en consonancia con la Constitución de la nación y con el precedente emitido por el más importante de los tribunales del país que le dio origen.
Tras esto, la oficina del fiscal general de ese territorio, en una presentación judicial, pidió a la Corte Suprema del estado una suspensión del dictamen del juez McBurney.
Ante la presentación de ese último recurso legal, abundó el medio informativo, el mayor tribunal de Georgia detuvo el fallo anterior mientras avanzaba la apelación.
El veto en ese estado prohíbe la mayoría de los abortos una vez que esté presente un «latido detectable del corazón humano».
La actividad cardíaca se puede identificar mediante ultrasonido en las células dentro de un embrión, que eventualmente se convertirán en el corazón, alrededor de las seis semanas de gestación, según la fuente.
Eso significa que la mayoría de los abortos en ese estado estarán prohibidos antes de que muchas mujeres puedan darse cuenta del embarazo, apuntó.
Alice Wang, abogada del Centro de Derechos Reproductivos, expresó que es indignante que esta ley extrema vuelva a estar en vigor, solo unos días después de haber sido bloqueada legítimamente.
Este ping pong legal está causando caos para los proveedores médicos que intentan hacer su trabajo y para las pacientes que ahora buscan frenéticamente los servicios de aborto que necesitan, añadió, citada por NPR.
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