Situaciones geopolíticas, finanzas, comercio, energía y la ya permanente presencia de la Covid-19 constituyen elementos indispensables a la hora de tomar en cuenta las bolsas y la cascada de dificultades para todos los continentes.
Por ejemplo, los responsables de la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE) temían que la inflación se afianzara, en su última reunión de política monetaria, por lo que los tipos tendrían que seguir subiendo, dijeron.
El BCE subió las tasas de interés 75 puntos básicos, al 1,5 por ciento, para luchar contra la inflación, lo que elevó el total de alzas a 200 puntos básicos desde julio, el mayor endurecimiento de dicho indicador de su historia.
Estos elementos siguen en la semana influyendo de manera negativa y finalmente carecen de poder aportar (las alzas de tasas) una solución loable.
También quedó claro que sería necesario subir más los tipos de interés para alcanzar el objetivo del dos por ciento (de inflación) a medio plazo del BCE, según las actas de la entidad.
A contrapelo, el precio del oro aumentó hasta un máximo de una semana, después de que las minutas de la reunión de noviembre de la Reserva Federal (Fed) de los Estados Unidos indicaran que podría ralentizarse pronto el ritmo de alzas de las tasas de interés.
Y apareció el oro al contado con la ganancia de 0,5 por ciento, a mil 757 dólares por onza. En esa misma cuerda, las acciones mundiales alcanzaron un máximo de dos meses y el dólar entonces volvió a caer cerca de un mínimo de tres.
El índice global de acciones de MSCI -que sigue a los mercados de 47 países- alcanzó su nivel más alto desde mediados de septiembre, mientras que los rendimientos de la deuda pública alemana y británica, que impulsan los costos de endeudamiento de Europa, declinaron su nivel desde octubre y septiembre, respectivamente.
Por supuesto, que la energía y los problemas –principalmente europeos- jugaron su papel por los altos precios para los mercados.
En tanto, las acciones asiáticas subieron, aunque el optimismo sobre la posibilidad de que la Reserva Federal se abstenga de aumentar agresivamente las tasas de interés fue contrarrestado por la incertidumbre ante las restricciones por la pandemia en China.
De cualquier manera, petróleo y gas (energía en general), inflación, conflictos geopolíticos, precio de los alimentos y otros rubros, siguen su golpe constante contra las economías globales y sustentan unas bolsas peligrosamente inestables.
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