“El patriarcado no va caer por sí solo, si no lo vamos a tumbar entre todas y todos”, afirmó la titular al clausurar la reunión de trabajo en la que también intervino la viceministra de Comunicación, Gabriela Alcón.
Prada consideró contrastante que la violencia en este terreno continúe pese a lo avanzado con la construcción del Estado Plurinacional, la Asamblea Constituyente y un documento constitucional que recoge muchos derechos, normativas, leyes como la 348 Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia, entre otras.
“Hay que transformar mentes, hay que transformar corazones y transformarnos desde nuestras raíces para acabar con el sistema más antiguo de opresión y dominación”, aseguró.
El protocolo presentado este lunes está dirigido a quienes trabajan en los medios de comunicación, estudiantes de periodismo y ciudadanía en general.
Reiteró que la actividad mediática tiene una gran responsabilidad en la transformación o deformación de la sociedad al informar o desinformar y, en última instancia, en ayudar a consolidar o a desmontar sistemas de opresión.
El protocolo es una guía para abordar el tema y enfrentar los desafíos de una comunicación patriarcal, la violencia de género, estereotipos en esta esfera, el lenguaje sexista y también la información que se genera en las redes sociales, según se explicó.
Criticó Prada que en estas redes de Internet las agresiones contra mujeres que ocupan espacios políticos son más ofensivas en comparación con los varones, pues no se ataca sus ideas, “sino cómo se ve, por su vida privada, sus relaciones sentimentales y sexuales”.
Describió que también la población LGBTI (lesbianas, gay, bisexuales, trans e intersexuales) es víctima de violencia en el tratamiento informativo.
Al referirse al paro que durante 36 días impuso el Comité Interinstitucional de Santa Cruz con la exigencia de “censo 2023 sí o sí”, advirtió que muchas mujeres sufrieron una “violencia machista, fascista y racista”.
Subrayó que, personalmente, también la padeció al igual que las féminas de la nación ayorea chicoteadas, humilladas, agredidas, violentadas e incluso señaladas como que debían ser expulsadas del territorio del cual son originarias.
Denunció que de esos ataques también fueron víctimas las gremialistas, que representan el 80 por ciento de ese sector, por reclamar su derecho a trabajar y a la alimentación, al igual que las campesinas.
“Los medios juegan un papel fundamental sea para echar más gasolina o agua al conflicto, para incendiar o convertirse en factores de pacificación”, concluyó la ministra.
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