La destitución fue acordada por 101 votos a favor, seis en contra y 10 abstenciones y se hizo efectiva de inmediato, mientras Castillo y su familia abandonaban la residencia presidencial llevando sus pertenencias personales y acompañados por el ex primer ministro Aníbal Torres.
La destitución lo acusó de violar el orden constitucional al intentar disolver el poder legislativo.
Las bancadas progresistas se dividieron entre seis que votaron en contra, 10 que se abstuvieron y otros que votaron por la vacancia o no asistieron a la sesión del Congreso.
Poco después, Castillo fue conducido a la central de Policía de Lima, según testigos.
La disolución del Congreso unicameral no contó con el respaldo clave de las Fuerzas Armadas y fue rechazada por varios de los ministros, que renunciaron a sus cargos.
Al cierre de este despacho, se aguardaba la ceremonia de juramentación, como nueva jefa de Estado, de la vicepresidenta, Dina Boluarte, quien también rechazó la disolución del Congreso.
El ex primer ministro de Castillo Guido Bellido comentó que el depuesto mandatario actuó erradamente por un mal asesoramiento.
El secretario general del Partido Perú Libre, Vladimir Cerrón, aliado del gobernante depuesto y quien también estuvo en desacuerdo con la disolución del parlamento y tras anunciarse esta, comentó que “Pedro Castillo se ha precipitado, no había votos para la vacancia”.
Se refirió así a que esta tarde el parlamento iba a votar una moción de su vacancia y estaba en duda que obtuviera la mayoría calificada que necesitaba la oposición.
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