«Los países de la región, excepto Haití, aún están a tiempo de hacerlo sobre la base de consultas y consensos nacionales», consideró el experiodista y académico, quien remarcó en un artículo de prensa que no hay tiempo que perder.
La violencia de las pandillas, particularmente en las escuelas y dirigida a los estudiantes, se está convirtiendo rápidamente en una grave preocupación en todo el área, subrayó Sanders.
Los informes recientes de niños en edad escolar atacados por bandas de encapuchados con cuchillos y machetes y que sufrieron heridas graves alarmaron a los padres en Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Jamaica, Santa Lucía y Trinidad y Tobago, aseveró.
Especialmente preocupante -agregó- es una observación, realizada en noviembre de 2021, por el Comisionado de Policía de Santa Lucía, Milton Desir, de que los delincuentes apuntaron a alumnos para reclutarlos en pandillas y una vida delictiva.
En Bahamas, sumó, las preocupaciones sobre la seguridad escolar se incrementaron a principios de este año, luego de varios apuñalamientos y encuentros violentos entre estudiantes en centros docentes públicos.
Esto llevó a la ministra de Educación, Glenys Hanna-Martin, a pedirle al Parlamento tolerancia cero para la violencia en las instituciones escolares, expuso el diplomático a través del diario Antigua Observer.
En Barbados, ejemplificó, luego de dos años de incidentes en las escuelas, incluidos apuñalamientos, y varios crímenes violentos que resultaron en muchas muertes, un popular medio periodístico advirtió que si “las autoridades no se ponen al frente de este tema se infectará y crecerá”.
El Ministerio de Transformación Social de esta nación está tan preocupado por la violencia contra los escolares que propuso a fines de noviembre “desarrollar una legislación que haga ilegal la pertenencia a las pandillas y sus actividades”, afirmó Sanders.
Haití resulta un ejemplo profundamente inquietante de bandas armadas con el control de gran parte del país, en enfrentamiento con la policía, secuestros para pedir rescate, “asando a la parrilla” a personas que consideran enemigas y un caso omiso de cualquier forma de Estado de Derecho, señaló.
La entrada ilegal de armas en las naciones caribeñas, en apoyo del narcotráfico y otras actividades delictivas, va en aumento y si esta tendencia continúa, junto con un alza de las pandillas, las implicaciones para la estabilidad y el crecimiento pacíficos y sostenidos son preocupantes, reflexionó el diplomático.
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