El dato supone un leve respiro tras la contracción del 0,6 por ciento de septiembre, cuando la producción se vio afectada por el paro laboral asociado al funeral de la reina Isabel.
Sin embargo, la economía británica se contrajo un 0,3 por ciento en los tres meses previos a octubre, registrando la mayor bajada desde principios de 2021, por lo que el peligro a una recesión económica se mantiene en el horizonte.
Al respecto, el ministro de Economía, Jeremy Hunt, valoró este lunes que aunque las cifras muestran cierto crecimiento, “queda un duro camino por delante».
Como en el resto de Europa, no somos inmunes a las réplicas de la pandemia de Covid-19, el conflicto en Ucrania y los altos precios mundiales del gas», insistió.
En ese contexto, se espera que el Banco de Inglaterra suba las tasas de interés por novena vez consecutiva esta semana para contener los riesgos de una tasa de inflación superior al 11 por ciento.
Autoridades del organismo financiero reconocieron en noviembre que la economía británica parecía abocada a una recesión de dos años si los tipos de interés subían tanto como los inversores proyectaban.
Expertos opinan que, incluso sin nuevas subidas de tipos, la economía se contraerá en cinco de los seis trimestres hasta finales de 2023.
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