Una investigación de dos organizaciones descubrió que más de 300 personas en una lista de asociados de la agrupación extremista se describieron a sí mismos como trabajadores actuales o anteriores de entidades como la Patrulla Fronteriza, la Guardia Costera, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas y el Servicio Secreto.
Acorde con el reporte del sitio Common Dreams, que cita el informe, algunos funcionarios expresaron su alarma por la presencia de esas figuras de derecha en una agencia federal responsable de combatir el extremismo y que, según el propio DHS, representan la mayor amenaza de terrorismo interno.
El representante Bennie Thompson, quien preside el panel del Congreso a cargo de la investigación del ataque del 6 de enero del año pasado, opinó que el extremismo siempre es alarmante, pero aún más cuando se da una institución con nexos entre la aplicación de la ley y la seguridad nacional.
Según el informe, a pesar de su retórica que se opone a la opresión del gobierno, Oath Keepers es visto por muchos como hostil a las libertades y los derechos civiles.
Asimismo, desplegó grupos armados en respuesta a las protestas contra la brutalidad policial en los afronorteamericanos, como en Ferguson, Missouri, en 2014 y 2015, y en las protestas de Black Lives Matter en 2020.
El estudio, realizado entre los proyectos Reporte de Corrupción y Crimen Organizado, y Control Gubernamental, se hizo público posterior a la condena de dos miembros de Oath Keepers.
En este caso está el fundador Stewart Rhodes y el líder del capítulo de Florida, Kelly Meggs, por cargos de conspiración sediciosa por su participación en el ataque al Capitolio de Estados Unidos.
Acorde con el reporte de Common Dreams, informes anteriores han detallado también la infiltración de extremistas de derecha y supremacistas blancos en las fuerzas armadas y policiales del país.
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