Cada vez es más común escuchar referencias a los criptoactivos y su uso como recibo de pago de trabajos, cobro de remesas provenientes de Estados Unidos o inversión para generar ganancias.
Asimismo, es creciente la incorporación de usuarios de la isla en los mercados del orbe, como indican las estadísticas de TradingView, líder en estudios sobre inversiones, que revelaron un aumento del promedio de consultas sobre criptomonedas provenientes de Cuba entre noviembre de 2020 y enero de 2021.
El ajetreo especulativo generado por los activos digitales ya es parte de la realidad financiera del país, dijeron a Escáner el director de Inteligencia Financiera del Banco Central de Cuba (BCC), Guillermo Aguirre, y el especialista superior de Políticas Económicas de ese ente emisor, Ian Pedro Carbonell.
Ambos coincidieron en que hay personas involucradas en el conocido trading especulativo -negocio bursátil sobre instrumentos financieros- para tener ganancias, pues lo ven como un mecanismo de recibir retribución desde el exterior ante las limitaciones que enfrenta la nación caribeña, debido al bloqueo económico de Estados Unidos.
“Esto crea un mercado informal interno, con personas que demandan, ofertan, transfieren o intercambian”, a pesar de saber o no que las criptomonedas escapan al control de las instituciones bancarias.
También están expuestas a la volatilidad, la descentralización de su gestión y la especulación, y con una marcada fluctuación frente al dólar, sostuvo Carbonell.
Aguirre añadió que basta una frase de un líder de opinión para que el bitcóin o cualquiera de las criptodivisas caigan o suban, de ahí que la banca considere que no cumplen completamente las funciones del dinero, y que intercambiarlas está ligado a las posibilidades tecnológicas del país y de los involucrados.
A PARTIR DE 2015
Aunque este fenómeno surgió en 2009, no fue hasta 2015 con el nacimiento del proyecto Karatbars Cuba, perteneciente a Karatbars International -empresa alemana de ventas multinivel-, que aparecen en el país las criptomonedas a través de una comunidad de más de siete mil personas, muy activa en todo el territorio nacional, en especial en La Habana y Holguín.
A ello contribuyó la visita en 2016 de Feliz Weis, un desarrollador de software nativo de Luxemburgo, quien durante 18 meses recorrió el mundo solo con bitcóin para todos los gastos, con el objetivo de demostrar su potencial como moneda global, y que en la isla fue apoyado por entusiastas del cripto.
Sin embargo, Aguirre y Carbonell aclararon que dentro de la economía cubana los activos digitales están en el campo de la informalidad, pues se mueven a través de transacciones persona a persona, o de pares, en una exchange o casa de cambio, también informal, aunque algunos emprendimientos aceptan pagos en estas monedas.
En tal sentido, señalan que no son pocos los negocios privados en el país que venden sus servicios o productos en internet mediante el uso de las criptomonedas, y de esta manera logran interactuar con el comercio exterior.
Resaltaron que a partir de 2018 hay una explosión de su empleo en el territorio, debido al desarrollo de la tecnología digital y la conexión a internet, con lo cual se popularizó su uso.
Junto con ello aparecieron también las estafas piramidales, como ocurrió el pasado año con la empresa Trust Investing, una plataforma de operaciones en criptomonedas que funcionaba en el país, además de otros vicios montados en la tecnología.
Al respecto, Carbonell explicó que estos activos digitales son fáciles de utilizar en fraudes, negocios ilegales y lavado de dinero, por el anonimato y privacidad de sus actividades, aspectos muy seductores para esconder el ilícito.
Y, aunque el rastreo de las operaciones llega a los monederos y las llaves que los representan, estos no incluyen el nombre del cliente final.
Son transacciones con una moneda emitida fuera de cualquier control gubernamental, banco o entidad regulatoria y sin régimen sancionador, de ahí su atractivo para un sector desconfiado, anárquico y libertario que opera fuera de las instituciones o vinculado al crimen y el tráfico internacional de drogas, órganos y armas, aseguró.
Ante tales riesgos y la imposibilidad de prohibir hoy el uso de los criptoactivos, cada vez son más los gobiernos y los mecanismos internacionales empeñados en su regulación o de implementar las emitidas por bancos centrales.
REGLAS PARA EL USO DE ESTOS ACTIVOS DIGITALES
Cuando en mayo de 2021 las máximas autoridades cubanas hablaron de la posibilidad de usar las criptodivisas en las operaciones económicas del país ante el recrudecimiento del bloqueo de Estados Unidos y el impacto de la pandemia de Covid-19, dieron las primeras señales de que el fenómeno estaba en estudio.
El Banco Central de Cuba, como responsable del funcionamiento del mercado de dinero y cambiario y de su vigilancia, emitió en agosto de ese mismo año la Resolución 215 con las reglas para el empleo de esos activos.
Considerada por el director de Inteligencia Financiera del BCC como un paso muy valiente, la normativa expone la posición oficial frente a las criptodovisas emitidas fuera del sistema bancario y financiero, y los riesgos que implican para la política monetaria y la estabilidad financiera, debido a su volatilidad.
Añadió que Cuba, en su condición de nación bloqueada, tiene que mantener un extremo cuidado sobre la apertura a las criptomonedas, por sus visos de ilegalidad, y para emplearlas en interés de su desarrollo económico y social.
“No les damos un espaldarazo, se trata de posicionarse ante una realidad. El país entra con cuidado a un nuevo sistema, con cautela y sin prohibiciones, una posición de avanzada en ese mundo”, comentó.
Con ese objetivo, la resolución regula el uso de determinados activos digitales en transacciones comerciales, y establece el otorgamiento de licencia a los proveedores para operaciones relacionadas con la actividad financiera, cambiaria y de cobranzas o de pagos, en y desde el territorio nacional.
Se trata, como ocurre a nivel internacional, de velar por la intermediación financiera, lo cual será regulado por el BCC mediante el otorgamiento de una licencia para esa acción.
Para ello establece que las instituciones financieras y demás personas jurídicas, solo pueden usar activos virtuales entre ellas y con personas naturales en operaciones monetario-mercantiles, de canje y recanje, y para satisfacer obligaciones pecuniarias.
En el plano personal la resolución no prohíbe su tenencia ni intercambio, pero sí alerta sobre sus riesgos y deslinda al BCC de cualquier acción delictiva, por lo que individualmente se asumirá responsabilidad civil y penal ante trances derivados del intercambio con activos virtuales y proveedores de servicios.
Tal decisión, significó Aguirre, responde a la membresía de la isla en la Red Mundial Financiera, adherida al Grupo Regional de Acción Financiera Internacional (GAFI), que promueve 40 recomendaciones dirigidas a la estabilidad y protección del sistema financiero global.
CRIPTOMONEDAS NO ESCAPAN DEL BLOQUEO
Los expertos del BCC entrevistados por Escáner aclararon que los proveedores de servicios de activos digitales no escapan de las sanciones y prohibiciones impuestas a países penalizados o bloqueados como Cuba, Irán o Venezuela.
Tanto Aguirre como Carbonell insistieron en que esas medidas están muy bien diseñadas para entorpecer cualquier iniciativa en materia de transacciones financieras y bancarias, a pesar de la tendencia de presentar a las criptomonedas como una variante para burlarlas.
Si por ejemplo lográramos resolver la entrada de remesas por esa vía, de inmediato serían perseguidas, por eso hay que analizar bien cada propuesta de solución, valorar las ventajas y peligros y que aseguren un feliz término, porque en ningún caso sería permanente o definitiva, acotaron.
Hasta hoy solo de forma individual e informal se ha traspasado ese cerco para la entrada del dinero que cubanos en el exterior envían a sus familiares, aprovechando las ventajas de la blockchain (cadena de bloques), una tecnología sin restricciones, y muy propicia para obviar obstáculos en este tipo de transacción.
Por eso Erich García, youtuber cubano y trabajador privado con licencia de programador de equipos de cómputo, aconseja aprovechar esa red para los pequeños negocios que no pueden comercializar sus productos y servicios en el exterior de manera online o acceder a instrumentos de pagos internacionales.
La blockchain, afirmó, deviene entonces una oportunidad, tanto a nivel micro como macroeconómico, para el uso de las criptomonedas y de soluciones basadas en ella, lo cual sería una vía de participar en ese mundo con pasarelas de pago propias, a partir del talento y el conocimiento de los profesionales cubanos.
No obstante, burlar por cualquier filón el cerco estadounidense será siempre el verdadero y gran reto.
arb/crc