La investigación registró que casi el siete por ciento de todos los tiroteos en las ciudades se produjeron cuando las temperaturas estaban por encima del promedio, por lo que el riesgo de violencia se acrecienta en los meses de verano.
Según el estudio, las regiones en el noreste y el medio oeste tuvieron aumentos marcados de ataques con armas de fuego en los días que fueron más calurosos de lo normal.
Por otra parte, las comunidades de afrodescendientes y latinos experimentan una exposición desproporcionada al calor urbano, lo cual hace que la asociación calor-violencia se amplifique en estas zonas, refiere el diario The Hill.
Las temperaturas más cálidas desarrollan las hormonas del estrés y eso puede conllevar al incremento del riesgo de violencia individual, explicó el autor principal del estudio, Jonathan Jay, profesor asistente en la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Boston.
Asimismo, cuando hay más calor, las personas tienden a pasar más tiempo al aire libre en lugares públicos, lo que aumenta la probabilidad de conflicto, indica la investigación.
Para el estudio actual, los autores evaluaron 116 mil 511 tiroteos que tuvieron lugar entre 2015 y 2020.
Finalmente, los investigadores sugieren que las ciudades busquen formas de ayudar a las personas a calmarse, tanto para mejorar sus vidas como para hacer que las áreas urbanas sean más seguras frente a la violencia armada.
“El calor urbano es predecible y, hasta cierto punto, modificable”, escribieron.
El estudio señala que plantar más árboles y vegetación para proporcionar más sombra puede ayudar a enfriar las ciudades.
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