De acuerdo con el organismo financiero, los riesgos para el crecimiento económico se inclinan predominantemente a la baja, debido, sobre todo, a la posible escasez en el suministro de energía. En cuanto a la inflación, abundan los riesgos al alza.
Los nuevos pronósticos revisan al alza los realizados en junio de este año, cuando se vaticinó una inflación del 4,5 por ciento para el próximo año. Mientras, la cifra para 2024 se elevó del 2,6 por ciento al 4,1 por ciento.
Los datos sobre la contracción del Producto Interno Bruto también muestran un gran cambio desde el informe anterior, cuando se previó una expansión del 2,4 por ciento. Para el 2024, la previsión de crecimiento se redujo del 1,8 por ciento al 1,7 por ciento.
El Bundesbank agregó que no se espera escasez de gas, pero la crisis energética disparará la inflación, recortará la renta real disponible e impedirá el consumo de los hogares al menos hasta mediados de 2023.
Los altos precios de la energía también pesarán sobre la producción, especialmente en las industrias que consumen mucha, apuntó.
No obstante, esperan que a partir de la segunda mitad de 2023 la economía alemana se recupere gradualmente, en la medida “que aumente la demanda exterior, se reduzca la incertidumbre, disminuyan las presiones sobre los precios de las materias primas energéticas y caiga la tasa de inflación».
En ese contexto, expertos opinan que Alemania será probablemente uno de los países más débiles del bloque monetario el año que viene, en parte debido a su excesiva dependencia del gas natural ruso.
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