En declaraciones a la prensa tras una audiencia general del papa Francisco, Bruni hizo referencia a la petición del Sumo Pontífice de una «oración especial por el papa emérito Benedicto, que en silencio está sosteniendo a la Iglesia”, tras lo cual se dirigió al monasterio Mater Ecclesiae, en los Jardines Vaticanos, para visitar al prelado enfermo.
Debemos recordarlo, está muy mal, «pidiendo al Señor que lo consuele, y lo sostenga en este testimonio de amor a la Iglesia, hasta el final”, agregó Francisco en referencia al estado de su predecesor, aunque Bruni aclaró posteriormente que “de momento, la situación sigue bajo control, vigilada constantemente por los médicos”.
Luego de su dimisión en febrero de 2013, Joseph Ratzinger se trasladó al monasterio Mater Ecclesiae, donde vive actualmente asistido por las consagradas de la Asociación Memores Domini y acompañado por su secretario personal, monseñor Georg Ganswein, manteniendo una vida dedicada a la oración, la música, el estudio y la lectura.
Benedicto XVI, quien el pasado 16 de abril cumplió 95 años, padece una erupción cutánea facial, que afecta a la mitad derecha de su rostro, “muy dolorosa” pero que no es mortal, según indicó recientemente Ganswein.
Su salud se mantuvo estable en los últimos meses, aunque en su última aparición pública, el 27 de agosto último, algunos observadores hicieron notar su aparente fragilidad.
Al anunciar su renuncia hace nueve años, un hecho inédito en siete siglos, el primer papa alemán en la historia moderna alegó precisamente su “falta de fuerzas”, debido a su avanzada edad.
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