
Destacó que esa planta es símbolo de identidad de los pueblos indígenas originarios de Bolivia, parte de los rituales religiosos, agrícolas y está presente en la lucha por las reivindicaciones sociales desde antes de la llegada de los colonialistas europeos, durante la colonia, la República y en el Proceso de Cambio, que se inició en 2006 con Evo Morales.

“También en el año 2016 fue promulgada la Ley 846 que declara como patrimonio cultural inmaterial del Estado Plurinacional el acullico, que permite extraer el contenido de sus nutrientes”, sostuvo.

Durante el acto al que asistieron el viceministro de la Coca, Arlen Lobera, y autoridades del Consejo de las Federaciones Campesinas de los Yungas de La Paz, Orellana consideró que esta planta aporta un alimento espiritual que permite entrar en contacto con las divinidades de la Pacha Mama, y está ligada a costumbres ancestrales.
Subrayó que, incluso dentro de la cosmovisión andina, forma parte de las ceremonias de petición de mano a una compañera para hacer familia; si no acepta la hoja de coca -explicó-, eso significa una respuesta negativa.
La costumbre del acullico es parte de las prácticas de los productores de otros bienes materiales como los agricultores o los mineros en quienes genera más fuerzas, mitiga el hambre y la sed, y en la medicina tradicional elimina el dolor de estómago.
Desde el punto de vista de la industrialización, la ministra refirió que se avanza y ya existen licores, jarabes, bebidas refrescantes y hasta torta de harina de coca con diferentes sabores, subproductos que constituyen un valor agregado, dijo.
Fue enfática al señalar que por todos esos motivos, en nombre del presidente, Luis Arce, del vicepresidente, David Choquehuanca, del ministro de Desarrollo Rural y Tierras, Remy González, y del Ministerio de Culturas, “lanzamos el Día Nacional del Acullico, el cual estaremos celebrando el 11 de enero”.
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